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Blog: El rol de los jóvenes de Latinoamérica y el Caribe en las Contribuciones Nacionales

Blog Noticias Sociedad Jun 12, 2015 11 minutos

La meta de limitar el incremento de temperatura por debajo de los 2 °C es la meta política más importante en las negociaciones de cambio climático. ¿Qué se considera un incremento de temperatura aceptable y un incremento de temperatura peligroso para el sistema climático?

Alonso Tufino y Melissa Ingaruca, miembros del
Equipo Organizador de Generación +1, iniciativa de Libélula.

El último capítulo de nuestra historia comienza con la revolución industrial. Y es probablemente la historia de cómo una especie tiene el poder de alterar el destino de un planeta. La revolución industrial fue el motor de crecimiento económico de las naciones. Los beneficios sociales y la mejora de calidad de vida para enormes poblaciones son innegables, sin embargo, la externalización de impactos sociales y ambientales tiene consecuencias, hoy en día, que ponen en jaque la misma sostenibilidad de la especie humana.

Muchos hablan de que nos encontramos en la Era del Antropoceno, una era dominada por la actividad humana. Una era donde nosotros, los seres humanos, somos una fuerza global que está alterando los ciclos naturales de la Tierra y ejerciendo presión sobre la capacidad de nuestro planeta para sostener la vida de 7 billones de seres humanos y de las futuras generaciones.

Los impactos negativos de la actividad humana se sienten no solo a escala local, sino también a escala global: la temperatura del planeta sigue aumentando y está en una trayectoria peligrosa, perdemos biodiversidad a ritmos acelerados, la acidificación de los océanos es una amenaza para los ecosistemas marinos, etc. En otras palabras, hemos cruzado varios límites planetarios, más allá de los cuales predomina un alto nivel de incertidumbre y muy probablemente un escenario hostil para el desarrollo humano.

La humanidad necesita regresar hacia una trayectoria sostenible. Un clima estable es una de las condiciones para un desarrollo sostenible. A continuación observaremos algunos de los retos para detener una peligrosa interferencia humana en nuestro sistema climático.

¿Un mundo de 1.5°C o de 2°C grados?

Hoy en día hay suficiente evidencia de que estamos frente un cambio climático de origen antropogénico. Desde el comienzo de la industrialización la temperatura global se ha incrementado en 0.8°C debido a los gases de efecto invernadero antropogénicos (generados por actividad humana en actividades como la quema de combustibles fósiles y el cambio de uso de suelos por deforestación y agricultura, principalmente).

La meta de limitar el incremento de temperatura por debajo de los 2°C es la meta política más importante en las negociaciones de cambio climático. El tema de fondo: ¿Qué se considera un incremento de temperatura aceptable y un incremento de temperatura peligroso para el sistema climático?

Incluso cuando el 2°C de límite es la meta oficial desde la COP16 en Cancún, alrededor de 2 tercios de países demandan una meta de 1.5°C como un límite más adecuado para evitar interferencias peligrosas en el sistema climático.

En el 2011 la misma Christiana Figueres secretaria de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, afirmaba que el mundo debería estar apuntando a limitar el calentamiento global a 1.5°C, en vez de la meta más débil de 2°C porque los 2°C representan el punto límite más allá del cuál los efectos del cambio climático son catastróficos e irreversibles, y el 1.5°C provee mayor seguridad. Como sabemos en la COP16 los países se comprometieron a una meta temporal de 2°C, pero también se comprometieron a revisar la pertinencia de esta meta hasta el 2015.

Solo a los 0.8°C de incremento actuales se pueden sentir los impactos del cambio climático, por ejemplo, en el derretimiento acelerado del Ártico y el deterioro de los corales, altamente sensibles a los incrementos de temperatura. El IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) señala que un mundo 2°C más cálido pone en peligro a varios sistemas como los glaciares y los ecosistemas costeros; coloca a especies en riesgo de extinción (10% de las especies del ecosistema Sub-Sahara, por ejemplo), aumenta la frecuencia de sequías y olas de calor; representa un riesgo para los cultivos en muchas zonas del mundo poniendo presión en la seguridad alimentaria. Muchos de estos impactos son un riesgo para pequeños estados insulares, comunidades indígenas y poblaciones actualmente pobres.

La pregunta de 1.5°C o 2°C es también una pregunta de cuántos riesgos estamos dispuestos a asumir como sociedad humana ¿Cuánto estamos arriesgando al cruzar puntos críticos irreversibles? ¿Cuánto estamos dispuestos a exponernos a los impactos más severos del cambio climático? ¿Cuánto estamos dispuestos a exponer a las poblaciones más vulnerables del planeta y las futuras generaciones?

La trayectoria del 1.5°C y el 2°C

La diferencia entre el 1.5°C y el 2°C es una cuestión de tiempo. ¿Queremos limitar el aumento de temperatura en el 2100 a 1.5°C o 2°C?

Tener altas probabilidades de limitar el calentamiento global menos de 2°C significa que las emisiones de gases de efecto invernadero necesitan reducirse muy rápidamente en los próximos años y décadas, y deben llegar a cero alrededor de la mitad del siglo. El margen para la demora es menor si hablamos de una meta 1.5°C en el largo plazo.

Es decir, lo claro es que no es suficiente estabilizar las emisiones o reducir su crecimiento, ya que tendremos que llegar en un momento a cero. Entonces si cero emisiones o emisiones negativas son requeridas para cualquiera de las metas, la pregunta es cuándo. Y la respuesta mientras antes, mejor.

Lo que esto significa para nuestras sociedades es un gran reto. El 5to informe del IPCC señala que “para estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, necesitamos fuertes reducciones de estos gases, eventualmente a cero o menos que cero, y reducir las emisiones a tal magnitud requiere transformaciones a gran escala en las sociedades humanas, desde la manera en que producimos y consumimos energía hasta cómo usamos las tierras. Mientras más ambiciosa la meta, más rápido debe ocurrir esta transformación”.

Este es un punto en donde la articulación a nivel global es necesaria, ya que limitar el calentamiento global a 1.5°C o 2°C requiere la decisión política de todos los países. Pero existe una brecha entre lo recomendado por la ciencia, la viabilidad política de adoptar estas recomendaciones y los retos de implementación en las realidades nacionales.

Las decisiones de los gobiernos ponen en el mundo en una trayectoria hacia los 3°C o 4°C

Según el Climate Action Tracker, las actuales políticas colocan al mundo en una trayectoria hacia los 3.6°C o 4.2°C de incremento de temperatura, mientras que las proyecciones de los compromisos que los gobiernos están presentando desde al año 2015, limitarían el incremento de temperatura a 2.9 a 3.1 grados centígrados arriba de los de los niveles preindustriales.

En otras palabras, tanto las actuales políticas como las trayectorias de las contribuciones nacionales no son coherentes con una trayectoria que limite el aumento de la temperatura 1.5°C o 2 °C.

La ventana de oportunidad: La COP21 y las Contribuciones Nacionales

Es importante entender en qué momento de la historia de las negociaciones nos encontramos. Hemos pasado del mecanismo del Protocolo de Kyoto, en que se predefinían los compromisos para cada país, a un sistema de “pledge and review” o “prometo y reviso” en donde los países presentan sus compromisos en la forma de “Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional” (INDC por sus siglas en inglés) o Contribuciones Nacionales como le llamaremos.

Las Contribuciones Nacionales representan la decisión política de los países en cuanto a los esfuerzos que harán para reducir sus emisiones de GEI y adaptarse a los impactos inevitables del cambio climático (importante para países vulnerables), y forman, por tanto, piezas claves del nuevo acuerdo climático que se acordará en París en Diciembre del 2015 durante la COP21.

Si bien este sistema le da viabilidad política al proceso, el efecto agregado (la suma) de las INDC no garantiza la seguridad climática. En otras palabras, el desafío con estas contribuciones voluntarias es que sumando todas las contribuciones podríamos no tener lo necesario para mantenernos debajo de los 2°C o 1.5°C de aumento de temperatura global. Todo depende de la ambición colectiva inicial de estas contribuciones y de un mecanismo para elevar la ambición durante ciclos de años.

A través de la acción colectiva y los esfuerzos globales todavía hay una oportunidad de no exceder los 2°C de aumento de temperatura, elevar la ambición colectiva de las contribuciones y evitar los impactos más peligrosos del cambio climático. En los siguientes meses los países pueden tomar importantes pasos para acoger esta oportunidad y devolverle al mundo una trayectoria hacia el desarrollo sostenible, a través del desarrollo de Contribuciones Nacionales fuertes y ambiciosas y de un acuerdo global legalmente vinculante en la COP21.

Nuestro rol en la gobernanza del cambio climático

Como hemos expuesto, la lucha por alcanzar una trayectoria hacia el desarrollo sostenible que no interfiera con nuestro sistema climático se juega en la arena local y en la internacional. Así, es importante reconocer que el éxito de las Contribuciones Nacionales radica en la ambición colectiva y en la implementación efectiva. Este escenario es de vital importancia para la participación juvenil, pues la gobernanza del cambio climático, necesita una sociedad civil crítica y propositiva que respalde la acción climática de su país, demande ambición donde se esté haciendo solo lo mínimo necesario, vigile el proceso de implementación y alimente el mecanismo de ambición de los países que se activará luego de la COP21.

Somos la generación que vivirá bajo el nuevo acuerdo climático global, somos la generación que presenciará la brecha de las emisiones cerrarse o agudizarse. Somos quizá la última generación de la cual dependa tener éxito en estabilizar la concentración de emisiones para el 2100. Nuestra responsabilidad no podría ser más explícita, lo que hagamos hoy no solo determinará la calidad de vida que tendremos nosotros y las personas con las que compartimos nuestro tiempo, sino el destino de nuestra propia especie.

Embajadores +1 impulsará una respuesta desde los jóvenes por el clima que queremos

El Perú, como país organizador de la COP20, demostró una presencia activa del país en el debate climático internacional y en este camino hacia la COP21 tiene la tarea de seguir demostrando su liderazgo como presidencia la COP, en su bloque de negociación regional AILAC, en América Latina y el Caribe y en la comunidad internacional. Aprovechando el momentum que se generó en el país, el despliegue de especialistas, las redes generadas y la disponibilidad de información, los jóvenes peruanos debemos asumir el compromiso y responsabilidad de participar con liderazgo en la gobernanza del cambio climático tendiendo puentes de aprendizaje y cooperación con otros jóvenes pares de los países del AILAC y de América Latina y el Caribe para incidir por Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional ambiciosas, en el camino hacia la COP21 y luego de ella.

Así desde Generación +1, una iniciativa de Libélula Gestión en Cambio Climático y Comunicaciones, nace “Embajadores +1: compromisos por el clima que queremos” una plataforma para impulsar la participación juvenil en la gobernanza de desarrollo sostenible, con énfasis en la agenda nacional e internacional de cambio climático. Desde esta plataforma buscaremos empoderar a 30 jóvenes con conocimientos, competencias y oportunidades, para que impulsen una visión de sostenibilidad orientada al desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima en la toma de decisiones y políticas públicas frente a las Contribuciones Nacionales y a un nuevo acuerdo climático global.

Desde “Embajadores +1: Compromisos para el clima que queremos” buscamos catalizar un movimiento que responda al desafío de elevar la ambición de las Contribuciones Nacionales y que siente las bases para facilitar y vigilar la implementación de estas Contribuciones luego de la COP21. Algunas de las cosas que queremos lograr juntos son:

  • Posicionar la importancia de las Contribuciones Nacionales y el nuevo acuerdo climático en la opinión pública y actores de interés
  • Construir una narrativa de la posición juvenil visible en declaraciones y dialogar con otros actores de la sociedad: tomadores de decisiones, políticos, empresarios.
  • Comprometernos individualmente a reducir nuestras emisiones y contribuir a la resiliencia de nuestras comunidades.
  • Comprometer a actores de la sociedad (municipios, escuelas, universidades, etc) con las medidas de nuestra Contribución Nacional y con medidas más ambiciosas (fuera de la caja).

Si quieres más información sobre “Embajadores +1: Compromisos por el Clima”, mira las bases.

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