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Los bosques son fundamentales para el desarrollo sostenible

Nueve proyectos en doce países de Latinoamérica, enfocados en la protección y regeneración de los bosques, trabajan de la mano con comunidades y municipios, en coherencia con las políticas nacionales. Estas experiencias podrán ser replicadas a nivel de políticas públicas de otras naciones.

Foto: Ana Caroline de Lima. El proyecto afianza los nexos que tienen con otros actores locales, mejora el acceso al conocimiento e información para que tengan diferentes herramientas y se puedan adelantar si existen cambios ambientales que afectan la producción de frutos.

Artículo cortesía de EUROCLIMA+

Que los países puedan cumplir sus compromisos climáticos (NDCs en inglés), y con ello hacer frente al cambio climático, es uno de los principales objetivos del componente de Bosques, Biodiversidad y Ecosistemas (BBE) que implementa EUROCLIMA+ (programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania así como de los gobiernos de Francia y España) en 12 países de Latinoamérica, incluidas algunas áreas protegidas. Por ello, sus representantes se dieron cita en la tercera edición del Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe, en Lima, Perú.

Michel Schlaifer, asesor técnico del componente, explica que muchos de los proyectos relacionados con bosques se vinculen con las áreas protegidas, considerando la multifuncionalidad de los bosques y el enfoque de territorio, elementos claves para mejorar las capacidades de adaptación al cambio climático. Por ello, el Congreso fue una oportunidad para conectar las iniciativas y trabajar de manera concertada.

“Es importante hablar de las áreas protegidas de tercera generación, que significa verlas con conectividad, con corredores biológicos, y no solo como un lugar de conservación. Es importante, además, mostrar las áreas protegidas con una visión de desarrollo sostenible integral y holístico”, sostiene Michel.

Frente al cambio climático, las áreas protegidas cumplen una labor fundamental porque almacenan dióxido de carbono, pero además permiten la permanencia de los entornos de vida de las comunidades que habitan y dependen de ellas. Por su parte, Luis Arteaga, director técnico de la Asociación Boliviana para la Investigación y Conservación de Ecosistemas Andino Amazónicos (ACEAA), añade que un reto clave es hablar de cambio climático cuando se habla de áreas protegidas, y viceversa.

Comunidades locales para la preservación de los bosques

Manejo de Recursos no Maderables en el Bosque Amazónico es uno de los 9 proyectos que enfoca sus esfuerzos en desarrollar estrategias de adaptación y mitigación frente al cambio climático desde la experiencia boliviana y peruana. En el lado boliviano se trabaja de la mano con el grupo indígena “Tacana”. La comunidad es agricultora, y las familias viven en 350 mil hectáreas de bosque, de las cuales 140 mil se enfocan en el aprovechamiento de castaña, fruto amazónico conocido comúnmente como nuez y muy valorado por ser una fuente natural de minerales.

Luis Arteaga explica que la castaña es parte de lo que se conoce como “recursos no maderables”, que son principalmente frutos que se encuentran en el bosque. En la zona del proyecto destacan principalmente la castaña, el asaí, y el cacao silvestre.

“El proyecto no se enfoca únicamente en los recursos alimenticios que otorga el bosque, pero es importante entender que los recursos funcionan como medio para toda la gestión territorial. En el caso de la castaña, este fruto determina la organización política y comunitaria, el inicio de las clases escolares, y muchas otras actividades que definen la vida de la gente, y por ello es importante que exista una gestión integral del territorio”, sostiene Arteaga.

Las familias acceden a los recursos del bosque y luego se inicia el proceso de negociación para la comercialización.  Arteaga resalta que las comunidades tienen una gama de opciones para negociar y la decisión final está en sus manos. “Ellos eligen con quiénes trabajar”, indica.

Protección del Gran Chaco, zona amenazada

Dos de los proyectos trabajan en zonas de influencia del Gran Chaco Americano, en un área de aproximadamente 1.100.000 Km², abarcando cuatro países. A pesar de albergar una gran biodiversidad y ecosistemas, es una de las zonas con mayor deforestación del planeta.

Ante esta situación, el proyecto Vivir y producir en el Bosque Chaqueño está generando y fortaleciendo estrategias de desarrollo sostenible del bosque, considerando su multifuncionalidad, para mejorar el manejo del ganado junto con los productores, y fortalecer los diferentes usos que se le da al bosque, como la producción y extracción de miel, y la producción de artesanías a partir del “chaguar” y extractos a partir de plantas medicinales.

“Es importante dar un uso sostenible a las plantas medicinales, aprovechar los insumos para la creación de artesanías, trabajar sosteniblemente con el ganado. Para ello es vital que exista un claro ordenamiento territorial. Además, es importante poder escalar estas experiencias y que las organizaciones de la zona se apropien de los resultados”, indica Gonzalo Bravo, director del proyecto e investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA – Salta).

El proyecto integra la multifuncionalidad de los bosques y trabaja de la mano con las comunidades locales, entre ellos, pueblos indígenas y productores criollos, para proteger y aprovechar sus territorios, bajo un modelo de desarrollo sostenible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“A la fecha, ya hay planes de manejo sostenible formulados y obras de infraestructura en ejecución en dos áreas piloto, Córdoba y Santiago del Estero, ambos en Argentina”, puntualizó Gonzalo.

Prevención ante los incendios

Durante las últimas semanas, los incendios en la Amazonía, el Chaco y la Chiquitania llamaron la atención de todo el mundo, dado que el aumento se dio de forma muy importante en comparación con el mismo periodo de 2018. Ante esa problemática, Michel reflexiona y explica que es importante trabajar en la prevención, un componente muy claro en los proyectos. “Existen experiencias muy interesantes de uso del fuego controlado, con condiciones muy estrictas: sirve para disminuir la materia orgánica que se acumula en los sotobosques. Es posible, entonces, reducir los impactos de los incendios forestales de gran magnitud. Además, es importante tener un sistema de alerta temprana y fortalecer las redes de equipamientos instalados en las regiones para intervenir en forma estratégica y rápida”.

Datos

  • Los 9 proyectos que engloba el componente de Bosques, Biodiversidad y Ecosistemas, cuya implementación la lideran las agencias Expertise France y Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), se llevan a cabo en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú. Conoce más de los proyectos aquí.
  • Los proyectos desarrollan iniciativas innovadoras de adaptación al cambio climático para que las comunidades locales y sus territorios puedan ser más resilientes frente a los efectos de los cambios. Buscan además ser escalables para que puedan ser compartidos en otros países.
  • Los gobiernos centrales y las municipalidades son actores esenciales en los proyectos porque permiten la planificación organizada y sostenible de los bosques.

Sobre EUROCLIMA+

EUROCLIMA+ es un programa financiado por la Unión Europea para promover el desarrollo ambientalmente sostenible y resiliente al clima en 18 países de América Latina, en particular para el beneficio de las poblaciones más vulnerables. El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y ONU Medio Ambiente.

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