Los páramos son la fuente principal de abastecimiento de agua para el consumo humano y otras actividades productivas de la región. Y aunque se han visto afectados por la tala y quema de bosques, las comunidades aledañas luchan por reforestarlos con especies nativas.

En un centro poblado de Piura, al norte de Perú, se están recuperando 18 hectáreas deforestadas por la tala indiscriminada con un interesante y sencillo proyecto de trasplantado de especies de la zona.

Hace más de tres décadas que, sin saberlo, la Comunidad El Chino, al noreste de Perú, se adapta al cambio climático. Sus pobladores cuentan con cuotas para la caza y pesca y las zonas altas son reforestadas por las artesanas.

En el caserío El Limoncito, al norte del Perú, los pobladores cuyas viviendas y sembríos han sido afectados por las lluvias han emprendido innovadoras medidas para contrarrestar el problema usando, entre otras cosas, el bambú.

La escasez de agua ha llevado a los agricultores a abandonar sus chacras y migrar a la ciudad en busca de trabajo, pero hay personas que se resisten a hacerlo y han encontrado un camino exitoso para adaptarse al cambio climático.

Pequeños reservorios ubicados en cabeceras de cuenca están ayudando a poblaciones peruanas a adaptarse al cambio climático. El más reciente proyecto en la región está beneficiando rápidamente a 250 familias de Cusco.

Los agricultores de varias zonas de la región peruana han apostado por almacenar agua para afrontar la falta de lluvias, y producir papa y quinua. Poco a poco, han logrado adaptarse a los efectos del cambio climático.