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El argumento económico para las ciudades bajas en carbono

Elaborado por The New Climate Economy – The Global Commission on the Economy and Climate Instituto del Ambiente de Estocolmo Stockholm Environment Institute. ¿Cuándo se publicó? Noviembre del 2014. DESCÁRGUELO AQUÍ  Información básica Financiamiento: Fondos públicos Política para citar: Libre de uso Número de páginas: 35 Resumen ejecutivo: Sí Idioma: Inglés ¿De qué trata el… Ver artículo

Elaborado por

The New Climate Economy – The Global Commission on the Economy and Climate Instituto del Ambiente de Estocolmo Stockholm Environment Institute.

¿Cuándo se publicó?

Noviembre del 2014.

DESCÁRGUELO AQUÍ 

Información básica

  • Financiamiento: Fondos públicos
  • Política para citar: Libre de uso
  • Número de páginas: 35
  • Resumen ejecutivo: Sí
  • Idioma: Inglés

¿De qué trata el informe?

Este reporte presenta un análisis comparativo de los resultados de cinco estudios recientes que examinaron el sustento económico para la inversión en el desarrollo bajo en carbono en cinco ciudades: Leeds (Reino Unido), Calcuta (India), Lima (Perú), Johor Bahru (Malasia) y Palembang(Indonesia). Los resultados demuestran que hay razones económicas poderosas para que ciudades tanto de países desarrollados como en desarrollo inviertan en formas rentables de desarrollo bajo en carbono.

¿Qué temas pueden interesarle?

Ciudades bajas en carbono, mitigación, rentabilidad de medidas de mitigación, energía renovable, movilidad sostenible, edificaciones verdes, políticas públicas locales, eficiencia económica de la mitigación, ecoeficiencia.

EL REPORTE EN DETALLE

El documento se centra en discutir la creciente importancia de las ciudades para la mitigación del cambio climático, actualmente responsables de entre el 67% y 76% del uso de energía y de entre el 71% y 76% de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) vinculadas a la energía. Muchas ciudades establecidas intentan liberarse de las vías de desarrollo que adoptaron, altas en energía y carbono, además de más costosas, relacionadas a una gama adicional de impactos negativos, como la accidentalidad vial y toxicidad del aire. Se destaca que las ciudades de rápido crecimiento podrían evitar estos caminos con voluntad política, recursos financieros y capacidades institucionales.

¿Qué se puede hacer?

Para motivar este cambio existen argumentos económicos convincentes tanto para ciudades desarrolladas como en desarrollo.

Medidas de eficiencia energética, energías renovables, vehículos y sistemas de transporte más eficientes podrían reducir entre 14% y 24% el uso de energía y emisiones de GEI urbanas en los próximos 10 años.

El reporte señala que con una inversión promedio en eficiencia energética de $3.200 millones por ciudad, la rentabilidad alcanzaría entre 1,7% y 9,5% del PBI anual, con un período de recuperación promedio de aproximadamente dos años a tasas de interés comerciales. Si se replican estas medidas e inversiones en ciudades a nivel mundial, se estiman reducciones de emisión de GEI globales de entre 10% y 18% respecto a 2025.

El estudio aplica a cinco ciudades: Leeds (Reino Unido), Calcuta (India), Lima (Perú), Johor Bahru (Malasia) y Palembang (Indonesia), y en dos escenarios de implementación: uno rentable y otro neutral. El primero considera medidas hacia un resultado netamente rentable; mientras que el neutral, mediante paquetes de medidas combinadas, lleva a una compensación neta que reinvierte las ganancias de medidas rentables en otras medidas que maximizan la mitigación.

Se observa que en ciudades de rápido crecimiento las reducciones de GEI en ambos escenarios se excederían rápidamente –siete años en promedio–, dado el crecimiento demográfico y económico sostenido. Por ello, hay necesidad de una mayor y más profunda descarbonización urbana a través de cambios estructurales en la forma y función de las ciudades para que sean verdaderamente bajas en carbono.

Lima, la quinta ciudad más grande de América del Sur, produce el 51% del PBI peruano y ha reducido en 30% la pobreza (2004-2011), pero la carencia significativa de servicios básicos y la expansión marginal e informal continúa. Ventajosamente dispone de energía eléctrica de bajo costo, baja en carbono (0.24tCO2-e/MWh) y un clima en la que el uso de acondicionamiento y calefacción no son muy necesarios. Sin embargo, el consumo de energía per cápita creció un 32% entre el 2000 y 2014, y además se prevén aumentos en emisiones absolutas de 52%, uso de energía de 48% y costos de energía de 92% entre el 2014 y 2025.

Si Lima invierte US$5.100 millones, podría prevenir 14,7% de emisiones al 2025 y ahorraría US$2.100 millones. La mayor oportunidad está en la modernización del transporte, que prevendría 42,5% de emisiones de GEI. En el escenario neutral, al reinvertirse los rendimientos en otras medidas -por ejemplo, en infraestructura para el ciclismo para movilidad urbana-, la reducción de las emisiones alcanzaría el 22,4%.

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