Por Patricio Roulier Pazos – TUNZA – @PatricioRP En los últimos cuarenta años la población ha aumentado de 4000 millones a 7000 millones, la mayor parte es de clase media y vive en ciudades. Mientras esos 7000 millones piensan que solo en el cine, en la pantalla de casa o en la de nuestro celular… Ver artículo
En los últimos cuarenta años la población ha aumentado de 4000 millones a 7000 millones, la mayor parte es de clase media y vive en ciudades. Mientras esos 7000 millones piensan que solo en el cine, en la pantalla de casa o en la de nuestro celular se ven las consecuencias de la crisis climática, algunos sabemos que las estamos viviendo en tiempo real y en alta definición. Lo más “extraño” de esta historia es que los humanos somos los responsables. Hace muchos años todos querían llegar temprano al espectáculo, ahora todos queremos llegar temprano a la acción para pelear frente a la crisis del clima.
¿Cuántos jóvenes nos preguntamos a nosotros mismos que hacemos frente al cambio climático? Los jóvenes somos uno de los grupos que pisamos fuertemente en la crisis climática. Es una época en la que tenemos que reflexionar y revisar: somos quienes estamos entrando en nuestra etapa de mayor caudal económico en el mundo y quienes con nuestros patrones de consumismo y producción impulsamos a las compañías a una fabricación de cada vez más productos que lentamente silencian nuestras mentes y perjudican a la tierra. Muchos grupos de jóvenes aún permanecen con esa capa de polvo, como si fuera nieve sobre sus mentes, pero muchos otros ya han logrado quitarla y actúan en consecuencia.
(Fotografía: Desechos en laguna natural, Argentina)
Desde inundaciones y sequías al sur, hasta terremotos y tsunamis al oeste y en Centroamérica, sin dejar de lado las consecuencias para la salud humana. Los diversos sectores de la población ya lo viven, los indígenas desde hace muchos años. Sin embargo, los jóvenes hace algunos años que experimentamos estas consecuencias sobre nuestras vidas.
Desde entonces, ¿Qué estamos haciendo los jóvenes en América Latina y el Caribe respecto al Cambio Climático? ¿Qué innovación podemos aportar frente al cambio climático?
Las alianzas y la educación
Dizzane Billy es de Trinidad y Tobago, tiene 24 años preside el capítulo de su país de la Red Caribeña de jóvenes por el Ambiente (CYEN, por sus siglas en inglés) y dice que “La educación es la clave para el éxito. Los jóvenes en el caribe están comprometidos unos con otros jóvenes respecto a compartir conocimiento acerca del cambio climático. Por ejemplo, jóvenes de CYEN a través de los países diseñamos e implementamos proyectos con el objetivo de sensibilizar al amplio público sobre la importancia del cambio climático”.
María José Vásquez Vargas, tiene 26 años y es Co Fundadora de “Costa Rica Limpia”, el primer observatorio de clima y energía en Costa Rica. La joven costarricense dice que “La innovación en la crisis climática está directamente relacionada con el desarrollo de los países, la economía, el desarrollo sostenible y la disminución de la pobreza, por lo que hay muchísimos canales para descubrir y crear soluciones que disminuyan el impacto ambiental de las actividades.”
(Fotografía: Cardo seco, épocas de sequía de región Pampeana, Argentina)
Entonces para innovar debemos investigar. Y si de investigar se trata, los jóvenes y nuestra experiencia en virtual nos otorga la ventaja de desarrollar investigaciones cada vez más amplias y llegar a aquellos lugares de América Latina que de otra forma, por nuestro presupuesto económico, sería imposible.
La comunicación como componente ante el cambio climático.
Danae Espinoza, mexicana, tiene 29 años es Co-fundadora de “Tlalocan Alliance” y miembro de “CLIC!” asevera que la comunicación ha dado el espacio para que los jóvenes se pronuncien frente al cambio climático. “Afortunadamente estos espacios como las redes sociales, blogs han ayudado a que jóvenes de la región sean leídos y valorados por su capacidad de análisis plasmados en un artículo. Asimismo, la creación de movimientos, organizaciones y colectivos locales, nacionales e incluso regionales en materia climática brindan apoyo y seguridad a los jóvenes para llegar más allá y verdaderamente entrar en la política pública y colaborar con la el sector público, privado y la misma sociedad civil.”
(Fotografía: Jóvenes en reunión TUNZA)
Según Danae, nuestra experiencia está en la innovación tecnológica y en la innovación educativa. “muchos de los avances tecnológicos en materia de energía sustentable/renovable están siendo desarrollados por jóvenes de no más allá de 35 años”.
Miriam Somocurcio, tiene 28 años es abogada Peruana, con Maestría en Derecho Ambiental de la Universidad Sorbona y trabaja en CliMates, un Think Tank con base en Francia. Ella explica que “la principal diferencia entre las cosas que hacen los jóvenes latinoamericanos hoy por tener un mundo “cero carbono” y lo que hicieron aquellos por lucharon por proteger la capa de ozono es que hoy tenemos a nuestro servicio medios de comunicación que nos permiten estar conectados en tiempo real y crear comunidades virtuales que permiten hacer de los pequeños proyectos locales grandes proyectos regionales”. Destaca los movimientos regionales que los jóvenes latinoamericanos llevan adelante para enfrentar la crisis climática, como «CLIC!».
La educación
“En materia educativa somos educadores no formales desde nuestras organizaciones de la sociedad civil dado a que desarrollamos desde proyectos e impartimos talleres” afirma Danae.
La educación va desde comprender cómo impactamos con nuestro consumo hasta conocer que la implementación de energías renovables puede, por ejemplo, generar beneficios dos o tres veces superiores a sus costes. Añadiendo que se observan beneficios a lo largo de la cadena de valor, porque permiten crear empleos y mejorar las industrias nacionales.
Las Políticas Públicas
Para enfrentar el desafío climático es necesario estar políticamente preparado desde nuestros países. Los jóvenes pedimos más políticas de adaptación al cambio climático, por ejemplo a través de la incorporación de energías de fuente renovable.
Miriam comenta que son importantes “sobre todo aquellas de adaptación, pero también de mitigación, por ejemplo los vehículos que emiten menos carbono”.
(Fotografía: Parque Chapultepec, México)
Para exigir políticas públicas racionales los ciudadanos, sobre todo jóvenes, deben estar informados y educados ¿Cómo podemos exigir a las compañías y a nuestros gobiernos un Acuerdo Climático Global justo, equitativo y perdurable sin conocer cómo nos afecta el cambio climático?
En este delineado camino de la información está gran parte del trabajo juvenil latinoamericano para continuar fortaleciendo a la ciudadanía y promover la equidad entre nuestras naciones.