“El costo de la adaptación variará si superamos la meta de los 2° C, para 2050 el costo podría ser dos veces mayor si la temperatura continúa aumentando.”
La adaptación al cambio climático es uno de los desafíos más grandes que tienen los países subdesarrollados. En la presentación del Informe sobre Brecha de Adaptación (Adaptation Gap Report), Keith Alverson (Director de Adaptación al Cambio Climático y Ecosistemas Terrestres de PNUMA) expresó que “El costo de la adaptación variará si superamos la meta de los 2° C, para 2050 el costo podría ser dos veces mayor si la temperatura continúa aumentando.”
El primer informe del PNUMA sobre la brecha de adaptación, que se publicó en la ronda de conversaciones sobre la crisis climática, estima que el costo de la adaptación al cambio climático duplique o triplique las estimaciones actuales de entre 70.000 y 100.000 dólares al año.
Si bien el informe no tiene desglosado los costos para América Latina (lo cual me parece contraria a la visión de equidad en cambio climático), me pregunto, ¿Este es el costo que tenemos que pagar los países en desarrollo, por la dependencia de los combustibles fósiles y una economía carbonizada? ¿Debemos responsabilizarnos por las mayores emisiones de GEI que emiten otros países en mayor cantidad? Creo que la responsabilidad es compartida, pero es quien más emite quien más debe pagar por la adaptación.
“Brechas tecnológicas”
Los costos de adaptación al cambio climático se generan por la transferencia de tecnología para hacer frente al cambio climático y por lo tanto, como subraya el Informe “es preciso acelerar la propagación y transferencia internacional de tecnologías para la adaptación, muchas de las cuales ya existen”
No obstante hablar de tecnologías y de brechas entre los diferentes países implica conocer cuáles son esas tecnologías, un ejemplo de tecnología de éxito, son las semillas adaptadas y desarrolladas por medios científicos que pueden emplearse para sostener la agricultura en el contexto de clima cambiante.
“La financiación”
El informe concluye que a pesar de la financiación proveniente de fuentes públicas, alcanzó los 23.000-26.000 millones de dólares en el período de 2012-2013, después de 2020 surgirá una brecha de financiación significativa a no ser que provean fondos adicionales para tal fin. Esto quiere decir que el costo de adaptarse continuará en aumento.
Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, respondió en la entrevista cerrada para periodistas latinoamericanos:
“Voy a contestar la pregunta desde dos aspectos, uno es el enfoque político y otro la realidad de cada país, y no necesariamente están ligados uno con el otro. Desde el enfoque político, creo que es muy entendible que los países en desarrollo digan “un momento, nosotros como países en desarrollo estamos sufriendo los efectos nocivos del cambio climático, y nosotros tenemos que asumir los costos de una gran cantidad de actividades de adaptación por culpa de lo que causaron los demás. Entonces a nosotros nos tienen que ayudar con ello”. Esta posición es totalmente entendible, muy justificada. Nadie está cuestionando que hay responsabilidad histórica por parte de los países industrializados. Por tanto es muy entendible que los países en desarrollo digan que si los países industrializados no hubiesen causado este problema, ellos no tendrían ese costo adicional. Ahora, a la par de esto y sin quitarle importancia, está la realidad de día a día de cada país, de ahora en adelante, ya que sabemos que todos estamos viviendo una nueva realidad y esa realidad está dentro del marco del cambio climático, ya ningún país se puede dar el lujo de hacer ninguna planificación de infraestructura, sea caminos, desechos sólidos, energía o vivienda, que no esté contemplada dentro del lente de cambio climático. Entonces, desde esa perspectiva, tenemos que incorporar la vulnerabilidad de cada uno de los países dentro de la planificación. Es simplemente la nueva realidad. Sí hay una diferencia de costo entre lo que se hubiera hecho sin cambio climático y lo que hay que hacer ahora es el costo adicional de la adaptación, y si bien se puede argumentar de que ese costo debe ser financiado por fuentes internacionales eso es una manera de verlo, pero que todos tenemos que ver la planificación, sobre todo en infraestructura, y no sólo en ella, en planificación a nivel salud, como en el caso de todas las enfermedades que suben con el aumento de la temperatura. O en agricultura, cuando sabemos que vamos a tener territorios que se van a poner más secos y habrá otros donde lloverá más. Uno puede pensar cada uno de los sectores, y el resultado es que ningún país se puede dar el lujo de no ver su planificación bajo el lente del cambio climático.”
Voy a retomar lo que Christiana afirma “ya ningún país se puede dar el lujo de hacer ninguna planificación de infraestructura que no esté contemplada dentro del lente de cambio climático” y me pregunto ¿Están los países en desarrollo de América Latina planificando su infraestructura social de frente a la crisis climática? No todos lo están haciendo, se observa un doble discurso internacional donde puertas adentro la realidad, en muchos países latinoamericanos, es diferente.
Keith Alverson expresó que “la mejor manera de adaptarse al cambio climático es a través del desarrollo cotidiano” y que “la adaptación es un proceso”, entonces ¿Se cerrará un borrador del acuerdo a suscribir en París 2015 en el que los países contribuyan equitativamente a reducir los costos de adaptación?