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COP23: un conjunto de reglas para la protección del clima

La comunidad internacional en París se había comprometido a detener el calentamiento global. En Bonn, ahora es cuestión de acordar medidas de control.


Hace dos años, la comunidad internacional se comprometió en París a reducir el calentamiento global por debajo de los 2° Celsius. Ahora se trata de negociar un conjunto de reglas con las que se pueda alcanzar esa meta. Una gran parte de las negociaciones, que se extenderán durante dos semanas en la ciudad de Bonn, Alemania, tratarán sobre cómo va a ser implementado el compromiso común firmado por casi 200 gobiernos. Por ejemplo, ¿cómo pueden medirse los avances de un país para reducir sus emisiones de CO2?
«Definitivamente no es una tarea fácil establecer ese tipo de reglas”, dice Paul Palmer a Deutsche Welle (DW), científico especialista en el clima de la Universidad de Edimburgo, quien junto con un equipo internacional está investigando el comportamiento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera.
«Tenemos que ser muy cuidadosos en el cálculo de las emisiones. Cómo buscaremos reducciones pequeñas y graduales en volúmenes a gran escala, deberemos asegurarnos de que los números sean correctos”, agrega Palmer.
¿Por qué los controles son importantes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París?
Las medidas que los países se han comprometido a implementar en el Acuerdo de París son voluntarias. «Eso significa que será importante comprobar que los países realmente están progresando”, plantea Andrew Light, experto que dirigió las negociaciones sobre el clima para Estados Unidos durante el gobierno del ex presidente Barack Obama y que ahora trabaja en el Instituto de Recursos Mundiales. «La transparencia es la única forma de saber si efectivamente podemos avanzar. Tenemos que entender lo que las otras partes están haciendo», afirma.
¿Cómo informan los países sobre su progreso?
Actualmente, la comunidad mundial confía en los informes propios de cada administración, que a su vez son revisados por otros países. De este modo, las partes se monitorean mutuamente para saber cómo maneja cada uno sus emisiones de gases de efecto invernadero. Cada país es responsable, entonces, de rastrear y reducir sus propias emisiones.
En esencia, son los propios países los que cuantifican la cantidad de carbón, petróleo y gas que utilizan a través de una fórmula estándar internacional, la que facilita que puedan calcular sus emisiones de CO2. Esta fórmula también tiene en cuenta las variables que dependen de la agricultura y la explotación forestal y que influyen directamente en la captura de los gases de efecto invernadero derivados del ganado, los fertilizantes y los cambios en las áreas cubiertas por bosques.
¿Cuál es la fecha límite para tener listo este conjunto de reglas?
Las regulaciones deben armonizar los procedimientos de cálculo de emisiones de los países. De acuerdo con el Acuerdo Climático de París, las reglas deben permanecer vigentes hasta 2018, lo que significa que para lograrlo en este lapso de tiempo las delegaciones reunidas en Bonn deben acordar los detalles sobre cómo calcular las emisiones de carbono.
Sin embargo, uno de los mayores obstáculos a la transparencia del procedimiento es el «sistema de doble vía”, adoptado en la Conferencia de Cancún sobre Cambio Climático en 2010: se aplican diferentes reglas a los países en vías de desarrollo que a los países desarrollados, ya que estos últimos son sometidos a un examen mucho más detallado.
¿Cuán comprometido estará Estados Unidos en el cumplimiento de las reglas?
Todos deben seguir las mismas reglas en algún momento para que el compromiso de París funcione, afirma Light. «Y a pesar de que , Estados Unidos (junto con China) ha presidido el Comité de Transparencia en el que planteó muchas ideas progresistas”, agrega el experto.
«Estados Unidos tenía incluso una de las miradas más progresistas respecto de un sistema de detección universal –dice Light–, pero el anuncio de Trump de retirar a su país del Acuerdo de París desconcierta a todos sobre lo que sucederá en las negociaciones en Bonn”, dice Light.
«Los observadores no deberían esperar anuncios radicales durante la COP 23”, dice por su parte Glen Peters, director de investigación del Centro para la Investigación Climática Internacional en Oslo, Noruega. Los cambios ocurrirán «con marcada lentitud y tardarán entre cinco y diez años en concretarse”, plantea Peters. El sistema de doble estándar para países en desarrollo y desarrollados podría simplemente no funcionar a largo plazo.
¿Cuáles son las reglas para los países en vías de desarrollo?
«Los países en vías de desarrollo deben proporcionar informes periódicos pero no tienen que enviar estimaciones detalladas de sus emisiones, con lo cual dispondremos de muy poca información oficial sobre la cantidad de gases de efecto invernadero que emiten», describe Peters.
Aun cuando existen estimaciones independientes de terceras partes, por ejemplo de la Agencia Internacional de Energía, las escalas de las estimaciones no son siempre uniformes. Por lo tanto, no está realmente clara la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por países como China, Brasil e India, según el investigador.
Para él, es China la que, en particular, debería intensificar sus controles y verificación de emisiones. De lo contrario, los países más pequeños y menos desarrollados podrían argumentar que carecen de los recursos para proporcionar informes más detallados. China, sin embargo, tiene todas las habilidades y capacidades necesarias, agrega el experto.
«El país asiático quiere demostrar su liderazgo y por eso mismo también debería divulgar las cifras –sugiere–. Esto, a su vez, ejerce presión sobre otros países en desarrollo, como India y Brasil, para que hagan lo mismo.”
¿Cómo funcionará el monitoreo de CO2 en el futuro?
Las tecnologías como los satélites jugarán un papel más importante en el monitoreo y la verificación de las emisiones de CO2 y en el análisis del ciclo del carbono en general, lo que es importante porque los combustibles fósiles no son las únicas fuentes de gases de efecto invernadero.
Los últimos tres años ofrecen un análisis preciso de este fenómeno: aunque las emisiones anuales de combustibles fósiles se mantuvieron constantes desde 2014 hasta 2016, la cantidad total de CO2 en la atmósfera ha aumentado mucho más rápido que en años anteriores. La nueva misión satelital de la NASA Orbiting Carbon Observatory 2 atribuyó estos aumentos de CO2 a los cambios en los bosques tropicales de la Amazonía, África e Indonesia.
De esta forma, los satélites recopilarán información de países donde los factores financieros, políticos o geográficos hacen imposible la recolección de datos en el terreno, de acuerdo a Palmer. «Los satélites pueden sobrevolar grandes bosques y océanos, áreas donde de otra manera sería muy difícil tomar medidas. Esto nos ayudará a separar las emisiones de petróleo, gas y carbón de los procesos naturales y de los cambios en el uso de la tierra”, concluye el experto.
Con información de Deutsche Welle

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