El cambio climático obliga a variar el ciclo de las cosechas
Los agricultores en España adelantan cada vez más la siembra y utilizan variedades extratempranas y resistentes a la sequía para adaptarse a las inclemencias.
(Foto: Flickr Isaac)
«Los agricultores seguimos mirando al cielo esperando la lluvia, igual que hace miles de años», asegura Miguel, un productor de Murcia que considera que, pese a los adelantos actuales, el agua sigue siendo un bien imprescindible en forma de precipitaciones o mediante riego.
Desde hace años, los ciclos de sequía son cada vez más frecuentes, por lo que algunos expertos hablan ya de cambio climático como una realidad. El Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático, dependiente de la ONU, lleva tiempo desarrollando estudios e informes de evaluación donde detallan los impactos. Otros trabajos como el proyecto
Life Agri Adapt, de mayo de este año, recoge los efectos para Europa, concretamente para las regiones agrícolas mediterráneas, que se verán especialmente impactadas por el aumento de las temperaturas y la disminución de las
lluvias, que serán torrenciales o en forma de granizo.
Uno de los
principales problemas al que se enfrenta gran parte de España, según indica el catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Agricultura de Conservación. Suelos Vivos (AEAC.SV),
Rafael Espejo, es el aumento de la erosión del suelo y la pérdida de calidad de este. Actualmente, el
cambio climático afecta el rendimiento agrícola entre un 32% y un 39%.
Pérdida de suelo y erosión
En muchas zonas de
monocultivo, principalmente olivar, vid o frutales, se puede perder en torno a 13,5 toneladas de media por hectárea y año, aunque en el caso de los
herbáceos de secano se puede disparar hasta las 30,53 toneladas. Según datos de la AEAC.SV, son necesarios más de 30 años para recuperar la tierra perdida en 12 meses.
Todo este cúmulo de
inclemencias desfavorables, a las que se une la falta de agua, están obligando a los agricultores a variar, dependiendo del tipo de cultivo, sus hábitos de siembra y recolección, adelantando sus producciones o apostando por variedades de
ciclo corto para cosechar dos veces.
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente
(Mapama) aún no se disponen de estadísticas consolidadas al respecto, si bien cada día cobra mayor interés –añade– la investigación en nuevas variedades más resistentes a la sequía o las plantaciones de frutales y
viñedos en altura, pero sin que se pueda hablar todavía de desplazamientos de superficie significativos. Las organizaciones agrarias matizan que muchos productores que optan por cambiar de cultivo lo hacen para lograr
mayor rendimiento.
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