Un estudio calcula que dispersar en la atmósfera de 450.000 toneladas de polvo de diamantes y alúmina bajaría las temperaturas.
Los profesores Weisenstein, Keith y Dykema puede ser tres de los candidatos de este año a los premios IgNobel (los galardones a las propuestas científicas más rocambolescas, extrañas o directamente absurdas del momento) o por el contrario pueden abrir el camino a una solución radicalmente diferente para el problema del cambio climático.
Estos tres científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) publican esta semana en la revista Atmospheric Chemistry and Physics (edición on line 26 de octubre) un artículo en el que calculan las posibilidades de éxito de combatir el cambio climático -hacer bajar la temperatura del planeta- esparciendo en la atmósfera miles de toneladas de polvo de diamantes y partículas de alúmina (óxido de aluminio).
Puede ser una operación costosa -por el trabajo y por el precio de los diamantes- pero técnicamente sería posible, sugieren estos expertos de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas y de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard.