Cuando los residuos se gestionan de forma adecuada se convierten en recursos que contribuyen al ahorro de materias primas, a la conservación de los recursos naturales, del clima y al desarrollo sostenible.
El abandono o la gestión inadecuada de los residuos producen impactos notables en los medios receptores y contribuyen al cambio climático. Sin embargo, cuando los residuos se gestionan de forma adecuada se convierten en recursos que contribuyen al ahorro de materias primas, a la conservación de los recursos naturales, del clima y al desarrollo sostenible. Por lo tanto, es necesario que las Administraciones Públicas destinen parte de su gasto en políticas ambientales y energéticas a la mejora de la gestión de los residuos, con el consiguiente ahorro en la compra de derechos de emisión.
Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de los residuos está constituida fundamentalmente por metano (CH4) procedente de los vertederos y las aguas residuales, en mucha menor proporción por óxido de nitrógeno (N2O) procedente de las aguas residuales y de la incineración y por dióxido de carbono (CO2) de la incineración y quema incontrolada de materiales no biodegradables. En el entorno de los residuos la disminución de GEI debe tener en cuenta que los distintos materiales que componen los residuos tienen un comportamiento diferente cara a la emisión de GEI y, en consecuencia, las medidas de reducción que se pueden proponer son diferentes. Se debe, por tanto, reducir las actividades emisoras, fomentar las actividades que secuestran carbono y valorar la disminución de emisiones asociadas a tratamiento y transporte de residuos.