Los centros de procesamiento de datos son responsables del 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero, una cifra similar a la que desprende el tráfico aéreo.
Mirar otro episodio de una serie en Netflix, leer los diarios online o descargar aplicaciones no parecen ser formas de contribuir a la contaminación del planeta, pero si se las suma resulta que nuestro creciente apetito por los servicios digitales es responsable de alrededor del 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, la misma cantidad que la de toda la aviación.
Independientemente del tamaño de los centros de procesamiento de datos de los servicios digitales -pueden ir desde una pequeña habitación hasta gigantescas granjas de 150.000 metros cuadrados-, son enormes consumidores de energía. Es que no sólo necesitan del suministro eléctrico para hacer funcionar los equipos que almacenan la nube y nos proveen de música, películas y entretenimiento a pedido. Los servidores también generan gran cantidad de calor, y por lo tanto consumen otro tanto de energía para mantener su temperatura al límite. Por eso, los grandes usuarios de datos, como Facebook, ahora instalan este tipo de centros en lugares fríos, como el norte de Suecia.