El Gobierno se puso una meta de reducción de CO2 de 15% al 2030.
En las últimas dos décadas, Argentina duplicó la producción de gases que calientan la atmósfera, lo que ubica al país en la lista de los primeros 20 emisores del mundo. Según la opinión de varios grupos de la sociedad civil, a la hora de trazar planes para combatir el cambio climático, el Gobierno está pensando en un medidas tibias y controvertidas, como la construcción de megaobras como las represas del río Santa Cruz y plantas de energía nuclear –que son muy costosas–, mientras se le deja un papel secundario a la generación de fuentes renovables –mucho más barata–, a la que se le asigna apenas un 8 por ciento de la matriz para 2030.
El miércoles pasado, la Secretaría de Ambiente convocó a la sociedad civil, el sector privado y académico en una reunión en el que mostró las metas preliminares que presentará ante las Naciones Unidas en los primeros días de octubre. Aunque hubo satisfacción por el nivel de participación en el evento, sorprendió lo poco ambicioso que es el plan de reducción de emisiones, que sería del orden del 15 por ciento, por debajo de lo que están presentando otros países.