Costa Rica promete ser carbono neutral entre el 2050 y 2100 y proteger a su población vulnerable. Se espera que presente su Contribución Nacional Determinada (INDC) antes del primero de octubre.
Versión en inglés por Diego Arguedas- Adopt a Negotiator
Traducción – Cintya Coronado / Edición – Carlos Amanquez – Generación +1
El Plan de Acción por el Clima de Costa Rica es probablemente el plan más ambicioso en lo que va del año. Dicho plan será presentado en los próximos días. Tal vez esto maraville a los geeks del clima en todo el mundo: la Nación centroamericana ha elaborado el primer plan de reducción de emisiones per cápita con miras a las negociaciones climáticas que tendrán lugar en diciembre en la ciudad de París, Francia.
El plan tiene como objetivo disminuir progresivamente sus emisiones actuales (ya entre las más bajas del mundo) hasta llegar a emisiones negativas para el año 2100, con objetivos concretos para los años 2030, 2050 y 2100. Para el 2030, el plan es conseguir que las emisiones se reduzcan hasta 1,73 toneladas de CO2 per cápita. Luego, en el año 2050, llegar a 1,19 toneladas, y por último, lograr -0.27 toneladas para el 2100.
Con esto, la nación de Centro América, de 4,7 millones de personas, podría convertirse en un modelo a seguir para otras que busquen reducir realmente las emisiones a un nivel que sea «seguro» y «equitativo». Además, se incluirán en el plan de Acción por el Clima referencias clave a los derechos humanos y la igualdad de género.
Sin embargo, algo de lo que carece el plan actual es una estrategia cuantificable para reducir las emisiones de contaminantes en un sector en específico: el transporte. Este sector es clave en los países de la región para lograr objetivos ambiciosos de reducción de GEI.
Aun así, con más de 70 INDCs ya presentadas ante la ONU, el plan de Costa Rica sube el listón para otras naciones cuya falta de ambición ha preocupado a muchos observadores de otros países a lo largo del año.
El INDC se centra en lo que las autoridades costarricenses llaman una fuerte acción por el clima, con dos pilares principales: el fortalecimiento de la resiliencia y el desarrollo económico bajo en carbono. El compromiso de adaptación de Costa Rica incluye el desarrollo de un Plan Nacional de Adaptación para el año 2018 con 10 sectores claves (biodiversidad, agricultura y ganadería, uso del agua, zonas costeras, pesca, salud, infraestructura, energía, turismo y ciudades) y una Política Nacional de Prevención de Desastres. El INDC afirma explícitamente que sus políticas de adaptación se centrarán en soluciones locales y los ecosistemas, con corredores biológicos y su versión local de REDD+.
El país ha innovado al centrarse en un objetivo climático per cápita, cuando la mayoría de los países están optando por una reducción porcentual de un escenario Business as Usual (BAU) o un determinado año base.
La meta económica establece un límite nacional de emisiones al 2030 (en este caso 9.374 millones tCO2eq), y se espera ésta sea descarbonizada para el 2050. Costa Rica toma 2012 como año base para contabilizar sus emisiones per cápita, cuando en promedio alcanzaba 2,29 tCO2eq.
Con la meta previa de que el 97 por ciento del suministro eléctrico del país provenga de fuentes limpias en 2015, el objetivo de Costa Rica es llegar el 100% de energías renovables para el año 2030. No se proporcionaron datos específicos sobre el transporte, pero el documento señala la importancia de aumentar la electrificación de su sistema, un impuesto de carbono para el transporte terrestre, e incentivos para los vehículos híbridos y eléctricos.