El gobierno se ha comprometido a cerrar antes del 2020 las grandes centrales de lignito, un tipo de carbón muy agresivo con el medio ambiente. El acuerdo significa que 2,7 gigavatios de energía de carbono pesado dejarán de fluir hacia las casas alemanas.
La coalición de gobierno de Alemania acaba de superar una etapa de conflictos sobre política energética que ha durado meses. La canciller Angela Merkel (CDU), el ministro de Economía, Sigmar Gabriel (SPD) y el jefe de la CSU, Horst Seehofer, han anunciado que el Ejecutivo ha acordado los pilares comunes para alcanzar los objetivos climáticos para 2020.
La buena noticia es que el gobierno se ha comprometido a cerrar las grandes centrales de lignito (un tipo de carbón muy agresivo con el medio ambiente) antes de 2020. El acuerdo significa que 2,7 gigavatios de energía de carbono pesado dejarán de fluir hacia las casas alemanas y que el país «alcanzará su objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 40% en 2020 en comparación con 1990», según fuentes gubernamentales citadas por el Süddeutsche Zeitung. Los 2,7 gigavatios que el Ejecutivo prevé suprimir suponen el equivalente a cerca de cinco grandes centrales eléctricas de carbón, o alrededor de 13% de la capacidad total de la planta de energía de quema de lignito de Alemania.