Se requiere hacer una revisión de valores y construir espacios ciudadanos donde haya mayor consciencia de la necesidad de disminuir la huella de carbono.
Según los expositores del evento, estos ciudadanos están dispuestos a cambiar sus hábitos, a ser más amigables con el planeta, y a replantearse la manera en la que se mueven en sus ciudades para contaminar menos y bajar la huella de carbono. «Se subestima el rol que tiene el ciudadano para mejorar las ciudades; no se dan cuenta de lo poderosos que son para reducir la huella de carbono», dijo el chileno Javier Vergara, cofundador de la ONG Ciudad Emergente.
Vergara, uno de los conferencistas en la primera edición del «Low Carbon City Forum», agregó que hay que volver «un discurso de calle el concepto de ciudadanos bajos en carbono para actuar de una forma menos impactante para el medioambiente».
«Hay una oportunidad enorme para redireccionar el barco, apelar a la creatividad y mirar para el lado porque hay mucha gente que está haciendo cosas potentes», precisó el experto. Agregó que para ser un ciudadano bajo en carbono hay que «derribar muchos estigmas» y empezar por revisar sin contaminar, además de tomar «decisiones simples» como compartir el carro, utilizar más la bicicletas y comer en las localidades.