«Los gobiernos suelen pensar que encarar el cambio climático es demasiado caro, pero lo verdaderamente costoso es ignorarlo», sostienen los especialistas Patricia García y Peter van den Hazel.
Los gobiernos suelen pensar que encarar el cambio climático es demasiado caro, pero lo verdaderamente costoso es ignorarlo. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) vinculó la prevención del cambio climático con “beneficios y ahorros sanitarios inmediatos” derivados de la reducción de la contaminación del aire.
Las estadísticas son impías. En 2012, la contaminación del aire causó más de siete millones de muertes prematuras (una de cada ocho en todo el mundo); más que las casi seis millones de muertes prematuras debidas al tabaco.
Una de las mayores culpables del daño son las micropartículas PM2.5 ,de diámetro inferior a 2,5 micrones. Son sumamente dañinas ya que, al penetrar profundamente en los pulmones, contribuyen a generar inflamación, cáncer e infecciones respiratorias. Al pasar al torrente sanguíneo pueden provocar alteraciones vasculares causantes de ataques cardíacos y cerebrales.