El calentamiento global alterará drásticamente el mapa de las regiones más idóneas para el café, los aguacates y las castañas de cajú, y estos cambios afectarán a muchos países de América Latina, según un nuevo estudio.
Las regiones del mundo aptas para cultivar café, castañas de cajú (nuez de la India, marañón o anacardo) y aguacates (palta) cambiarán drásticamente a medida que el mundo se caliente debido al cambio climático, según un nuevo estudio.
Las principales áreas cafetaleras a nivel global -Brasil, Indonesia, Vietnam y Colombia- «disminuirán drásticamente» en alrededor del 50% para 2050. Los zonas aptas para castañas de cajú y aguacates aumentarán, pero la mayoría estarán lejos de los sitios actuales de producción.
Los autores señalan que deben hacerse mayores esfuerzos para ayudar a los agricultores a adaptarse a estos cambios.
El café es uno de los cultivos más importantes del mundo, no solo como bebida clave, sino también como medio de vida para millones de pequeños agricultores. Y gracias a las crecientes preferencias de los consumidores en los países más ricos, la demanda de aguacates y castañas de cajú ha aumentado sustancialmente en las últimas décadas.
Si bien la amenaza del cambio climático para el café ha sido bien documentada en los últimos años, hay poca información sobre cómo el aumento de las temperaturas afectará a los aguacates y las castañas de cajú.
Los autores del estudio analizaron cómo el aumento de las temperaturas y los cambios en las tasas de precipitación afectarán a los tres cultivos en los próximos 30 años.
Los investigadores también incorporaron, por primera vez, información sobre las características del suelo.
Reducción Drástica
El café es el cultivo más susceptible a las altas temperaturas. En aquellos países que representan la mayor parte de la producción mundial de Arábica, la variedad de café dominante, la idoneidad para el cultivo se reducirá a la mitad para 2050, una disminución «drástica», según el informe.
Algunas áreas clave verán un impacto mayor. En el escenario del aumento más bajo de temperatura modelado a nivel global, habría una reducción del 76% en las áreas más aptas para el café de Brasil. En Colombia se reduciría en un 63%.
Algunas regiones en los extremos norte y sur de las áreas de cultivo actuales se volverán más adecuadas, incluyendo zonas en Argentina, Sudáfrica, China y Nueva Zelanda, entre otras.
Pero esto no significa que estas nuevas regiones puedan reemplazar fácilmente las zonas de cultivo actuales.
«El mensaje clave para aquellos que se encuentran en las principales regiones productoras hoy en día es que los sistemas agrícolas deben adaptarse a las condiciones cambiantes«, señaló el autor principal del estudio, Roman Grüter, de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zúrich, en Suiza.
«Si ya se cultiva café en una nueva área donde es posible hacerlo con algunas opciones de manejo, esta producción podría ser más fácil o expandirse, pero esto no significa que serán regiones de cultivo de café perfectas dentro de 10 años o más».
En el caso de las castañas de cajú, el panorama es diferente. En general, las áreas del mundo que son altamente aptas para el cultivo aumentarán en un 17%.
Sin embargo, en algunos de los países que actualmente dependen de estas castañas como un cultivo comercial clave, las noticias no son buenas. Habrá una pérdida significativa de áreas idóneas en India, mientras que Benín perderá más la mitad de sus áreas adecuadas bajo el aumento de temperatura más bajo modelado.
Para los aguacates, el panorama también es complicado, especialmente en los principales países productores.
México, el mayor productor mundial, verá un gran aumento en las tierras aptas, superior al 80%. Sin embargo, Perú -otro gran productor- perderá alrededor de la mitad de sus áreas aptas bajo el mismo modelo climático.
Si bien el aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de lluvia pueden hacer que algunas áreas sean más adecuadas, a los autores les preocupa que la producción de estos cultivos en nuevas regiones pueda generar más desforestación o un aumento de especies invasoras.
«En regiones que podrían volverse más adecuadas para esos cultivos, es importante asegurarse de que no haya impactos ambientales negativos como la deforestación», afirmó Roman Grüter.
«En todos estos cambios, las partes interesadas, las comunidades locales, tienen que involucrarse en estos procesos de cambio. Debería ser un proceso realmente participativo».
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