El actual secretario de Estado, Rex Tillerson, fue el primer dirigente de esta compañía en admitir el cambio climático en 2009.
Donald Trump anunció su intención de destruir el legado de Barack Obama en la lucha contra el cambio climático. El presidente ordenó a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) revisar el Plan de Energías Limpias aprobado en 2014 y derogó seis decretos de su predecesor. También ordenó revisar cualquier regulación que supusiera un impedimento para el desarrollo de las empresas energéticas de Estados Unidos aunque ayudaran a reducir el calentamiento global.
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre los límites del poder del presidente. Algunas de sus propuestas contradicen la jurisprudencia y podrían terminar en el Tribunal Supremo en los próximos meses.
Lo que Trump sí puede hacer es retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que firmaron 195 países en diciembre de 2015 y que desde entonces han ratificado 141 gobiernos que representan a la inmensa mayoría de la población mundial.
Trump denunció el documento varias veces durante la campaña como un “mal acuerdo para Estados Unidos”. Pero unos días después de ser elegido le dijo al New York Times que estaba dispuesto a estudiarlo más a fondo antes de tomar una decisión. Por ahora el presidente no ha retirado a Estados Unidos del acuerdo pero muchos ecologistas temen que ése sea el siguiente paso de una Casa Blanca que pone los intereses de los 50.000 mineros de carbón que quedan en Estados Unidos por delante del futuro de la mayoría de la población.
Unos días antes del anuncio sobre cambio climático, ExxonMobil envió una carta a la Casa Blanca explicando al presidente por qué no debía renunciar al Acuerdo de París. “Es un marco efectivo para atajar los riesgos del cambio climático”, dice el texto, que se hizo público unas horas después del anuncio de Trump.