Rafael Pacchiano, Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (SEMARNAT) indicó a ConexiónCOP que con el financiamiento del sector público no será posible llegar a la meta del Fondo Verde para el Clima (FCV). Se requiere el involucramiento del sector privado para que invierta junto con los gobiernos.
El gobierno mexicano tiene muy claro que sin el aporte financiero del sector privado será prácticamente imposible que el Fondo Verde para el Clima (FVC) logre su meta para atender a los países más vulnerables frente a a los impactos del cambio climático. Rafael Pacchiano, Secretario de SEMARNAT, indicó que actualmente México participa en diferentes iniciativas como Mission Innovation que tienen como objetivo incorporar al sector privado para que invierta junto con el gobierno. «No hay dinero público que alcance para poder lograr que el FVC cuente con 100 mil millones de dólares anuales. Por eso México le apuesta a un mercado de carbono donde el sector privado tendrá una participación muy importante. Hacemos un llamado a los diferentes países que se sumen a iniciativas como la nuestra de poner un precio al carbono”, indicó.
A su vez, el político mexicano explicó que su país solo emite 1.4% de gases de efecto invernadero. “A pesar que México produce mucho petróleo, también es un país que está comprometido con la reducción [de emisiones de carbono]. Por eso insistimos en que se implemente el Acuerdo de París tal cual fue diseñado. Estamos abogando para que las NDC que serán presentadas el próximo año sean aún más ambiciosas”, sostuvo.
Adaptación al cambio climático: un tema importante para México
Al ser Latinoamérica especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático, México impulsa que el factor de adaptación tenga el mismo peso que el de mitigación. Pacchiano explicó que los mexicanos sufren todos los días las consecuencias del incremento de temperatura en el planeta. “Es importante mitigar, pero también adaptar frente a la realidad climática«, finalizó.
La cobertura de ConexiónCOP en la COP23 se da gracias a un programa de colaboración entre Libélula y Stanley Foundation.
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