La región más urbanizada del mundo -el 77% de los habitantes viven en ciudades- enfrenta hoy un reto: aprovechar el conocimiento y las tecnologías para contener el déficit de servicios. Un estudio de CEPAL lo corrobora.
“La imperiosa necesidad de combatir el cambio climático implica que en las próximas décadas será cada vez más importante la difusión de las tecnologías que permitan aumentar la eficiencia energética y generar un porcentaje creciente de la energía global desde fuentes renovables (…). El comercio internacional tendrá un rol central en ese esfuerzo”, señaló el Secretario Ejecutivo Adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Antonio Prado, durante un evento realizado recientemente en Santiago, Chile.
Prado señaló que las políticas energéticas deben garantizar el acceso pero también la calidad, sustentabilidad y que su uso acumulado evite externalidades ambientales y daños irreversibles. “El binomio cambio climático-energía es indisoluble”, indicó.
Según datos de la CEPAL, América Latina y el Caribe enfrenta hoy un importante déficit en la prestación de servicios energéticos: actualmente 34 millones de ciudadanos no tienen acceso a electricidad. La región es la más urbanizada del mundo ya que el 77% de los habitantes viven en ciudades.
En materia energética, la matriz regional depende hoy 41% del petróleo, 28% del gas, 4% del carbón y 1% de la energía nuclear. El 25% del consumo tiene origen renovable: 9% hidroeléctrico, 14% por biomasa y 2% de otras fuentes no convencionales.
“En varias zonas de la región, la falta de acceso equitativo y de calidad a la energía es uno de los factores que perpetúan la pobreza y la desigualdad, además de provocar una mayor contaminación y un uso ineficiente de los recursos energéticos”, declaró Prado.