Se revisaron algunos de los argumentos usados por los negadores y los confrontaron con hechos. Estos son los resultados.
A pesar del 97 por ciento de consenso científico sobre el tema, algunos siguen cuestionando la idea de que la actividad humana esté causando el cambio climático. Por eso, DW analizó algunos de los mitos y malentendidos más comunes de los negadores del cambio climático.
1. Si el calentamiento global es real, ¿por qué aún se experimentan inviernos que registran records de frío? ¿No se supone que el planeta se debería estar calentando?
Es verdad que observamos temperaturas más frías en algunas áreas. Los inviernos de 2009 y 2010 en particular fueron inusualmente fríos en Europa, y en general el mar alrededor de la Antártica se ha incrementado un poco. Sin embargo, sería equivocado utilizar esta evidencia en contra del calentamiento global. Diversos factores influyen en el clima de la Tierra junto con la actividad humana.
El fenómeno de «El Niño” es el principal protagonista de estos extraños patrones climáticos. Cada cuatro años -en promedio- se detectan a lo largo de la costa occidental de Sudamérica unas temperaturas en la superficie marina más calientes de lo usual, las que afectan los vientos alisios alrededor del mundo y pueden generar largas tormentas invernales en regiones como Europa.
A pesar de que la superficie de hielo en la Antártida ha aumentado en años recientes, lo opuesto está sucediendo en el Círculo Ártico, donde actualmente hay menos hielo que en ningún otro invierno registrado en la historia. La Antártida tiene suerte porque está rodeada de fuertes vientos y corrientes marinas que la protegen, en cierta medida, de los efectos externos del clima.
Sin embargo, la realidad es que un aumento en las temperaturas promedio de la Tierra se ha observado desde que las mediciones sistemáticas comenzaron allá por el año 1880.
El año 2016 fue el más caliente del que se tenga registro, con 2015 y 2014 tomando el segundo y tercer puesto respectivamente. Según el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el promedio de la temperatura global se ha incrementado en 0,85 grados Celsius desde 1880 hasta el 2012. Entonces, a pesar de que siempre habrá eventos aislados de clima frío, no se pone en cuestión el hecho de que la temperatura está aumentando alrededor del mundo.
2. La tierra se ha calentado y enfriado a través de su historia, por ende el cambio climático es un fenómeno natural. Los humanos no han tenido nada que ver con él en el pasado, el presente calentamiento es sólo una fluctuación natural.
Sí, el clima de la Tierra ha cambiado muchas veces a lo largo de millones de años como parte de procesos ambientales naturales. Pero el detalle aterrador es que esta fase particular de calentamiento, la de los últimos 50 o 150 años, ha ocurrido mucho más rápidamente que en cualquier otra época de la historia.
Los negadores del cambio climático a menudo sostienen que las emisiones de CO2 de origen humano, por sí mismas, no podrían influenciar a tal grado el clima del planeta. Ellos señalan el hecho de que las emisiones de CO2 también vienen de otras fuentes, tales como los volcanes, y que sus altos niveles están naturalmente controlados por las plantas y el ciclo del permafrost.
El problema es que nuestras emisiones de gas invernadero interrumpen el balance existente, por lo que el planeta se vuelve incapaz de absorber y liberar el CO2 como normalmente lo haría. Este problema se agrava dado el incremento de la deforestación.
El IPCC considera «altamente probable” que la acción humana haya sido la principal causa del calentamiento global desde mediados del siglo XX. A partir de 1750 la concentración de CO2 ha aumentado en 40 por ciento y la de metano en 150 por ciento.
A pesar de que los negadores también tratan de remarcar que el 3 por ciento de los científicos que tratan este tema no tienen seguridad sobre si la actividad humana está provocando el cambio climático, estos investigadores pertenecen con frecuencia a think tanks conservadores tales como el «Cato Institute”, que es financiado por compañías como la Volkswagen y otros grupos que dependen de uso continuo de combustibles fósiles.
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