Las altas temperaturas, las olas de calor y frío, y calidad del agua y el aire tendrán un impacto mayor en los niños porque son el colectivo más vulnerable a estos efectos.
El cambio climático es una realidad constatable en España y en el mundo. Lo demuestra hechos como que El Niño ha aumentado la concentración de CO2 en la atmósfera en 2016, que hayamos vivido el segundo invierno más caluroso de la historia o que los riesgos ambientales se hayan incluido entre los desafíos globales de la próxima década. El impacto del cambio climático afecta al clima, los desastres naturales, la migración, la agricultura y, por ende, a la población, especialmente a los niños, el colectivo más vulnerable en este ámbito.
Los niños se verán afectados de manera desproporcionada, especialmente en las zonas donde la pobreza es más aguda. De hecho, el informe de Unicef estima que en la próxima década el cambio climático afectará a unos 175 millones de niños al año. La reducción de la producción agrícola, que se estima entre el 10 y el 25% a nivel mundial en las próximas décadas, dejará para 2030 casi 95.000 muertes adicionales de niños menores de 5 años cada año debido a la desnutrición.
“Consumimos más recursos de los que necesitamos y muchos más de los que la Tierra es capaz de generar o de reciclar de manera natural. A este ritmo, necesitamos 1,6 planetas para satisfacer nuestro modelo actual de consumo, y eso debe cambiar”, asegura Cristina Monge, directora de Conversaciones de ECODES.
Por su parte, Maite Pacheco, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de UNICEF Comité Español, dijo que “el cambio climático tiene el potencial de minar los avances que se han conseguido en materia de supervivencia infantil a nivel mundial y también impacta en el bienestar de niños y niñas en España”.