Foto: Anton Aymemí
La FAO publica una serie de proyecciones para 149 países desde ahora hasta el año 2050.
Los nuevos análisis y modelos publicados recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) -con la colaboración de más de un centenar de científicos- proyectan que para el año 2050 el cambio climático habrá alterado la productividad de muchas de las pesquerías marinas y de agua dulce del planeta, afectando a los medios de subsistencia de los millones de las personas más pobres del mundo.
Si bien el potencial productivo de la pesca en las zonas económicas marinas exclusivas (ZEE) –áreas situadas a 200 millas náuticas de las costas de los diferentes estados, sobre las que éstos tienen derechos especiales de explotación– podría disminuir menos de un 12% de media, sugieren los modelos.
El informe también advierten de que también se verán afectados los sistemas de aguas continentales del planeta, que incluyen a cinco de los países menos desarrollados del mundo,pero que se sitúan, a la vez, entre los diez que más pescado producen.
Las consecuencias están relacionadas con cambios en la temperatura del agua, los niveles de pH y los patrones de circulación oceánica, con el aumento del nivel del mar y pautas de lluvias y tormentas alteradas que harán que las especies cambien su distribución y productividad, los corales se decoloren y haya mayor frecuencia de enfermedades acuáticas.
Una serie de estudios de caso analizados por los autores que firman el informe SOFIA 2018 sobre los impactos del cambio climático en la pesca y la acuicultura se centran en los desafíos -así como en las soluciones de adaptación que ya se están explorando- en 13 grandes áreas marinas, que van desde el Ártico hasta el Mediterráneo.
Escenarios de cambio oceánico
Los mayores descensos se esperan en las ZEE de los países tropicales -principalmente en el Pacífico Sur- mientras que en las regiones de mayor latitud el potencial de capturas probablemente aumente. De igual modo, la modificación en la distribución geográfica de los peces en respuesta al cambio climático ya ha sido también documentada en el Atlántico nororiental y noroccidental.
El informe señala que incluso en áreas donde la productividad se verá afectada negativamente, las capturas de pescado podrían seguir creciendo si los países implementan medidas de adaptación adecuadas y regímenes eficaces de gestión pesquera.
Los cambios en la distribución y los patrones de migración de un amplio espectro de peces podrían tener un impacto notable en los ingresos nacionales de los países que dependen del atún.
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