Crece dos centímetros al día y absorbe 10 veces más CO2 que cualquier otra especie.
Proteger los bosques es la mejor manera de proteger nuestro futuro. Pese a depender de ellos, la humanidad sigue ciega ante la alarmante situación del planeta. Se destruyen cerca de 13 millones de hectáreas forestales cada año en la Tierra, según datos de la ONU. Pese a nuestra persistencia en luchar contra ellos, plantas y árboles siguen siendo los pulmones de la humanidad y la única manera de mantenernos vivos. Y, entre todos, hay uno que puede ayudarnos a luchar contra el cambio climático.
Este árbol es el Kiri. Conocido como árbol emperatriz o Paulownia tomentosa, es originario de China. Puede llegar hasta los 27 m de altura y un tronco entre 7 y 20 m de diámetro. Tiene unas hojas de 40 cm de ancho. Cultivada o silvestre, crece a altitudes inferiores 1.800 m. Pero, ¿por qué puede salvar al planeta?
Entre las características especiales que hacen del Kiri un gran candidato para luchar contra el cambio climático, la contaminación y la deforestación está su capacidad de purificar el suelo poco fértil y su absorción de CO2 10 veces mayor que cualquier otra especie.
Pero no acaba aquí. Emite grandes cantidades de oxígeno y es el árbol que más rápido crece del planeta: en solo ocho años puede llegar a medir lo mismo que un roble de 40 años. O lo que es lo mismo, puede llegar a crecer, en suelos específicos, 2 centímetros diarios. Al regenerar sus raíces y sus vasos de crecimiento, además, resiste mejor que otras especies a los incendios.
Es capaz de rebrotar hasta siete veces después de ser cortado. También crece en suelos y aguas contaminadas y, al hacerlo, purifica la tierra a partir de sus hojas ricas en nitrógeno. Cuando caen al suelo y se descomponen aportan nutrientes, aunque en este tipo de suelos, su crecimiento es bastante más lento. Pero con abono y algún sistema de riego, es capaz de crecer en suelos pobres y erosionados.