A pesar de los avances en las investigaciones sobre la relación entre ambos fenómenos, no hay un consenso sobre el efecto del cambio climático en el ciclo de El Niño. Varios científicos e instituciones señalan, sin embargo, que es probable que la frecuencia del fenómeno El Niño – y posiblemente su intensidad – se incremente como consecuencia de un aumento en la temperatura del planeta.
En noviembre del 2015, cuando ya se estaban manifestando los efectos del último fenómeno el Niño, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que Centroamérica sería una de las regiones más afectadas. Y así fue. La sequía ha sido una de las más severas de la última década – como consecuencia directa de este evento climático – y en El Salvador, Honduras y Guatemala existen 3.5 millones de personas damnificadas. A pesar de que El Niño ha generado en ciertas zonas del planeta lluvias torrenciales e inundaciones, y en otras regiones, sequías extremas, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) aún es muy temprano para asegurar que se trata del episodio más intenso registrado a la fecha.
De acuerdo a EFE Verde, El Niño – que se espera se disipe en el segundo trimestre de 2016 – es un fenómeno cíclico natural con consecuencias mundiales, aunque con especial incidencia en el suroeste asiático, sur de Indonesia, norte de Australia y América del Sur. Como consecuencia de El Niño las temperaturas del mar en la superficie del este y centro del océano Pacífico tropical pasan a ser más altas de lo normal. Este fenómeno climático provoca intensas lluvias e inundaciones en América Latina, Asia, Oceanía, y África, con episodios de sequías en otras zonas de las mismas regiones.
Una investigación publicada en la revista Nature en el 2014 y basada en varios modelos computacionales sostenía que los episodios extremos del fenómeno El Niño aumentarán en frecuencia como consecuencia del cambio climático. Sin embargo, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), referente global en cuanto a la ciencia del cambio climático, todavía no considera este vínculo como demostrado.
Jorge Carrasco, meteorólogo chileno quien participó en la elaboración del Quinto Informe de Evaluación del IPCC, explicó a ConexiónCOP que “cuando se habla de cambio climático, se hace referencia a tendencias, por ejemplo, el estado actual del clima puede cambiar a uno nuevo, mientras que el fenómeno El Niño es una variabilidad natural, por lo tanto no existe una relación de causa y efecto entre ambos. Sin embargo sí se puede hablar de predisposiciones”.
Carrasco añadió que en un escenario más cálido del actual, como consecuencia del cambio climático, las zonas afectadas y los eventos climáticos ocasionados por el Niño tanto en el presente como en el futuro no cambiarán, lo que cambiará es la intensidad y frecuencia del desarrollo de los mismos.
Rodney Martínez, director internacional del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno del Niño (CIIFEN), indica que El Niño 2015 – 2016 es un caso excepcional, pues se ha desarrollado en el año que ha sido declarado como el más cálido de la historia. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que en el 2015 los registros de temperatura alcanzaron sus picos más altos a nivel histórico. Además según la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) la temperatura de febrero de 2016 fue superior en 1,35 grados centígrados a la media de los meses de febrero del periodo 1951-1980, el que la NASA toma como escenario base.
“Actualmente El Niño presenta y continúa presentando eventos extremos, algunos inéditos, como la ocurrencia de 5 ciclones tropicales de gran intensidad en el Pacífico en octubre del año pasado, que afortunadamente se desarrollaron en mar abierto. De igual manera no dejan de sorprender las sequías que han sido excepcionalmente severas en Centroamérica, Costa del Caribe de Colombia y Venezuela. Las precipitaciones ocurridas a fines de 2015 en Paraguay, norte de Argentina y sur de Brasil también marcan extremos. Hay un punto de convergencia que podría ser una gran evidencia para relacionar el Niño con el cambio climático y es la ocurrencia de eventos extremos”, sostiene Martínez.
Sin embargo, el experto añade que si bien se sigue acumulando evidencia de la relación entre el Niño y el cambio climático, no se puede todavía afirmar nada, ya que se debe tomar en cuenta otros factores que corresponden a la variabilidad climática natural.
Por su lado, el CIIFEN dio a conocer tres mensajes clave sobre el reciente fenómeno, mencionando el posible nexo entre el cambio climático y El Niño:
Según señala Elizabeth Silvestre, doctora en meteorología y responsable del Programa Nacional de Ciencia y Tecnología Ambiental del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC), precisamente a partir de los años 1970 es cuando la temperatura del planeta empezó a aumentar de temperatura de manera drástica.
“Un incremento de la temperatura a nivel global, provocado por el cambio climático, tiene como consecuencia un calentamiento de la superficie del océano. Es probable que debido a ese calentamiento del mar, el fenómeno El Niño tienda a producirse con mayor frecuencia. Sin embargo, hasta la fecha, no hay suficientes estudios para demostrar claramente esta relación”, indica Silvestre.
Silvestre y Martínez precisaron a ConexiónCOP que si bien en base a la ciencia actual no se puede decir que un evento en particular se debe al cambio climático, está claramente demostrado que el calentamiento global tendrá como consecuencia un incremento de la frecuencia de los eventos climáticos extremos en general, y posiblemente de su intensidad, provocando más desastres naturales en el planeta.