El director general adjunto de la FAO, Kostas Stamoulis explicó en una conferencia que «el cambio climático reorganizará la producción en la agricultura a expensas de los países en desarrollo», situados en su mayoría en las regiones tropicales.
El comercio internacional de alimentos puede compensar en parte los efectos negativos del cambio climático sobre la producción agrícola de los países pobres, indicó la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El director general adjunto de la FAO, Kostas Stamoulis explicó en una conferencia que «el cambio climático reorganizará la producción en la agricultura a expensas de los países en desarrollo», situados en su mayoría en las regiones tropicales.
La seguridad alimentaria de esas zonas está amenazada por el impacto de la variabilidad del clima, con una mayor frecuencia de sequías e inundaciones, según un nuevo informe de la agencia sobre el estado del comercio global de alimentos básicos.
Se espera que el cambio climático altere también el mapa de los flujos comerciales, de modo que para 2050 los países del sur de Asia y del norte y del oeste de África aumenten sus importaciones de productos agrícolas, al tiempo que crecerán las exportaciones de Norteamérica, Europa y Asia Central.
Según la FAO, el comercio mundial podría ayudar en parte a llevar los excedentes de alimentos a aquellas áreas deficitarias, mejorando la disponibilidad y el acceso a esos productos, si bien existe el riesgo de que los pequeños agricultores de países pobres salgan perdiendo.
El comercio agrícola mundial se expandió rápidamente desde 2000, experimentó ciertas contracciones entre 2009 y 2012 y luego un débil crecimiento hasta 2016, cuando su valor ascendió a 1,6 billones de dólares (1,36 billones de euros).
En ese periodo la participación de las economías emergentes en los mercados agrícolas se ha incrementado, como en los casos de Brasil y China, que ocuparon en 2016 el tercer y el cuarto puesto entre los principales exportadores del mundo, respectivamente, por detrás de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Stamoulis añadió que los intercambios entre los países pobres y emergentes se intensificaron en los últimos años y, en 2015, alrededor de la mitad de las exportaciones de naciones de ingresos bajos y medios se dirigieron a otros países en desarrollo.