Guayaquil alista su plan para adaptarse al cambio climático
En la ciudad ecuatoriana, el principal contribuyente es el transporte, con un 39% de las emisiones de GEI y con la gasolina y el diésel como principales fuentes.
Es más gris que verde. En arterias como la av. 25 de Julio, avanzando hacia el Puerto Marítimo, brotan de algunos parterres enjutas y pequeñas palmeras. Lo mismo en las calles Portete o Venezuela. No parecen poder oxigenar ni dan sombra a un espacio urbano en el que la temperatura ha superado los 40° y en el que la danza vehicular impone su sonoridad y dirige su dinamismo.
Esto, por factores como que su principal sistema de transporte masivo, así como los buses urbanos y los vehículos particulares dominan una escenografía en la que los choferes se disputan pasajeros, los conductores pitan ni bien el semáforo se pone en verde, los peatones, o no cumplen con la conducta vial que deben tener o no les son respetados los derechos que también tienen y las bicicletas deben esquivar el tránsito que las bloquea porque a tramos, como el de la ciclovía del centro, los carros la ocupan la mayor parte del tiempo.
Ocurre en Guayaquil (Ecuador), la urbe más grande del país, que no termina de transicionar hacia lo que el Banco Interamericano de Desarrollo define como una ciudad sostenible: “Aquella que ofrece una buena calidad de vida a sus ciudadanos, minimiza sus impactos al medio natural, preserva sus activos ambientales y físicos para generaciones futuras, y a través de ello promueve su competitividad. De la misma manera, cuenta con un gobierno local con capacidad fiscal y administrativa para llevar a cabo sus funciones urbanas con la participación activa de la ciudadanía”.
En esta línea, dicen las autoridades ambientales del Cabildo, ahora la visión es posicionar a la ciudad como un territorio resiliente ante el cambio climático y orientado a un desarrollo bajo en carbono a partir de un modelo participativo. “Vamos a fortalecer bastante la participación social… El ciudadano va a conocer las obras, pero también va a participar de las acciones”, asegura Bolívar Coloma, director de Ambiente municipal.
Ángel Ramírez, director del Grupo de Investigación en Ingeniería Sostenible de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, señala que en cuanto a resiliencia primero hay que identificar las afectaciones que podrían darse de acuerdo con varios escenarios de cambio climático y luego establecer medidas para minimizarlas.
El Municipio está a la espera de este diagnóstico de vulnerabilidades que está desarrollando con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y que daría paso al primer plan de adaptación al cambio climático con el que contaría la ciudad.
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