El año de partida, la presencia de bosques y el mercado de carbono en la creación de las INDC son tres factores importantes que permiten comparar los esfuerzos de los países para frenar el cambio climático. ConexiónCOP presenta un análisis de las mismas.
Faltan ocho meses para que los 195 Estados miembros de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se den cita en la COP21. El evento se llevará a cabo del 30 de noviembre al 11 de diciembre en Francia y permitirá que los países lleguen a un acuerdo mundial para aminorar los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y evitar que la temperatura del planeta sobrepase los 2 grados centígrados.
Para lograr el acuerdo, que cambiará la historia del planeta, es necesario que cada gobierno presente su Contribución Nacional Determinada (INDC, por sus siglas en inglés). De esa manera se conocerán los esfuerzos mundiales para evitar que el calentamiento global continúe incrementándose. Aunque la lucha contra el cambio climático es un esfuerzo global, cada país tiene una realidad diferente y por ello la presentación de sus contribuciones se adaptan a circunstancias únicas como el nivel socioeconómico, prioridades nacionales, así como los factores de adaptación y mitigación.
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Los compromisos que empezarán a regir en el 2020 demostrarán también el nivel de ambición de cada sociedad y hasta el momento solo 37 países han hecho públicas sus INDC. Para saber más sobre el compromiso de cada nación y establecer un análisis comparativo, ConexiónCOP ha analizado el año base de las propuestas de reducción, la importancia de los bosques en algunos países y el uso del mercado de carbono para conocer de qué manera esos tres factores influyen en las INDC.
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¿Por qué Estados Unidos presentó su INDC contando como año base el 2005 y México solo hizo una proyección a futuro de sus emisiones? Beatriz Zavariz, especialista en cambio climático del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), explica que es muy difícil que los países se pongan de acuerdo sobre qué año base van a emplear para construir sus INDC, dado que hay muchos aspectos que se toman en cuenta para hacerlo.
“Los países desarrollados seleccionan un año fijo, los países en desarrollo como México, Corea y Chile seleccionan una proyección de “Business As Usual”; y China e India, países con un importante potencial económico pero a la vez poblaciones muy grandes, seleccionan condicionar el CO₂ a su PBI o reducciones de CO₂ per cápita, argumentando que su población en comparación a la de otros países pequeños como Noruega, emite muy poco y a que tienen derecho a seguirse desarrollando dada su gran población”, explica Beatriz Zavariz.
Rusia en su presentación de INDC se apoya en aminorar sus GEI sujeta a la máxima capacidad de absorción de sus bosques y en la reducción de emisiones provenientes de los sectores energéticos, industrial, agricultura, uso de la tierra y residuos.
Que Rusia enfoque gran parte de su reducción en actividades forestales no significa necesariamente que posee una ambición menor. Hay que tener en cuenta que las actividades forestales son más duraderas a largo plazo, además la deforestación necesita esfuerzos grandes como un desarrollo en la gobernanza, arreglos institucionales, desarrollo social, creación de capacidades, entre otros.
Alessandro de Pinto, investigador principal del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, sostiene que cada país encuentra la manera menos costosa para lograr el objetivo de reducción.
Por su parte, Beatriz Zavariz señala que la deforestación y la degradación forestal tienen impactos muy importantes y sostenibles a largo plazo, además que pueden convertirse en fuentes de absorción de carbono.
“Considero que el único riesgo de una INDC con un enfoque forestal es que los resultados son evidentes a largo plazo, sin tener impacto a corto ni mediano plazo”, añade la especialista.
Al contrario de Rusia, Gabón subrayó que su compromiso no incluye los bosques, a pesar de que el 88% de su territorio son bosques.
Suiza fue el primer país que presentó formalmente su INDC, en la cual indicó que parte de la reducción de sus emisiones serán en casa (30%) y el resto en inversiones en proyectos exteriores de disminución de emisiones (20%). Esas inversiones a las que hace referencia forman parte de lo que se conoce como “Mercado de Carbono”.
En cambio, la mayoría de los otros países no incluyeron el mercado de carbono en sus compromisos.
El portal Sostenibilidad explica que los mercados de carbono surgen con la intención de obtener las reducciones de emisión necesarias (objetivos) al menor costo: quien pueda realizar las actuaciones de reducción a un costo no muy alto, las realiza. A quién le cueste más las compra, y ayuda a financiar, de esta manera, los proyectos de los primeros: así se consigue la eficiencia del sistema.
En el caso de Suiza que compromete 20% de sus reducciones a través de un mercado de carbono, quiere decir que ese país pretende comprarle a otras naciones en vías de desarrollo el carbono que reducirá en su territorio. De esta forma Suiza seguirá trabajando de manera tradicional, sin detener su industria o su economía, pero al mismo tiempo reduciendo emisiones en otra zona.
Alessandro de Pinto sostiene que los mercados de carbono crean incentivos para que los emisores puedan reducir sus GEI en mayor cantidad.
“El resultado general es que un objetivo de reducción de emisiones se logra a un costo menor y exitoso”, indica.
Beatriz Zavariz señala que los países establecerán contribuciones en reducción de carbono para lograr sus metas, se crearán convenios bilaterales o multilaterales, donde unos países compren a otros las reducciones en emisiones, o países desarrollados aporten recursos financieros para que países en desarrollo logren sus objetivos.