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La protección de los páramos en el escenario del cambio climático: un desafío para enfrentar la crisis hídrica en la Región Andina

Ante la amenaza de la crisis hídrica acelerada por el cambio climático, la protección de los páramos andinos es indispensable para garantizar la disponibilidad y abastecimiento de agua en grandes ciudades de la región.


El páramo de Sumapaz (Colombia) es el más grande del mundo con 266.250 hectáreas y


Por: Jhoanna Cifuentes
@jhoabastet


Dentro de las principales amenazas para la disponibilidad y el suministro de agua a nivel mundial se encuentran: el crecimiento de las poblaciones, la expansión de las ciudades, la competencia para usos como la energía o la agricultura y el cambio climático.


Algunos datos al respecto:

  • Crecimiento poblacional y expansión urbana: Se prevé que para el 2050 la población mundial aumente un 33% con respecto al 2011, pasando de 7.000 millones a 9.300 millones de habitantes, que en el caso de las áreas urbanas podría duplicarse, aumentando así la demanda por agua y alimentos.
  • Uso del agua para generación de energía: Se estima que casi el 20% de la electricidad mundial es energía hidroeléctrica, que corresponde al 90% de toda la electricidad que proviene de fuentes renovables. En América Latina,  Brasil es el segundo mayor productor hidroeléctrico del mundo y países como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela poseen los mayores potenciales hidroeléctricos de la región. Frente a este escenario, según el Consejo Mundial de la Energía, se estima que para el año 2050, la generación de electricidad en la región podría incrementarse en 550% y el consumo de agua en 360%.
  • Uso del agua para agricultura: Según la FAO, se estima que un 70% del total de la captación de agua dulce a nivel mundial se utiliza para la agricultura. En los países menos desarrollados el porcentaje para el uso agrícola asciende al 90%, mientras el 10% restante es utilizada para fines domésticos, incluyendo agua potable, saneamiento e higiene.
  • Agua y cambio climático: Dado que el ciclo del agua es impulsado principalmente por el clima, el aumento de la temperatura y la variabilidad en los patrones de precipitación provocados por el cambio climático, van a alterar la oferta y la demanda de agua en todo el mundo. De acuerdo a datos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), por cada grado de aumento de la temperatura global, aproximadamente el 7% de la población mundial estará expuesta a una disminución de al menos el 20% del recurso hídrico.

La combinación de estos efectos, pone a la vista un gran problema que implica que la demanda de agua crecerá de forma acelerada, mientras la oferta será cada vez menor, colocando a la mayor parte de la población mundial en riesgo de escasez de agua.
El papel de los páramos andinos frente a la crisis hídrica
Los páramos son ecosistemas de montaña que se ubican en algunas regiones tropicales de Centro y Suramérica, Asia, África y Oceanía. Estos ecosistemas se ubican por encima del bosque andino desde los 3.100 m.s.n.m. hasta los 4.700 m.s.n.m. aproximadamente, donde encuentra su margen superior en las nieves perpetuas.
En el continente americano sólo Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú y Costa Rica poseen páramos, de los cuales la mayoría se encuentran en la cordillera de los Andes, siendo Colombia el país que cuenta con la mayor extensión de páramos del mundo con un 49%.
Los páramos andinos tienen una importancia fundamental, ya que a pesar de ocupar un área inferior a la de las selvas amazónicas, gracias a su gran diversidad biológica, sus múltiples servicios ecosistémicos y su valor cultural para los pueblos originarios y rurales, actualmente son reconocidos como ecosistemas estratégicos.
Dentro de las características por las que los páramos son tan importantes, se destaca su capacidad de almacenamiento y regulación del agua, así como su función como sumideros de carbono, lo cual es posible por las características de sus suelos y vegetación.
Durante los episodios de precipitación son capaces de retener entre el 80% y el 90% del agua, que posteriormente se libera lentamente durante la época seca y se estima que cada metro cuadrado de páramo puede producir 1 litro de agua por día, dando origen a un gran número de lagunas, quebradas y ríos.
Como lo afirma un estudio, menos de un 1% del caudal de los ríos proviene de las aguas de fusión de glaciares, mientras que el resto se produce en el páramo. De allí que aproximadamente el 70% del agua que llega a las grandes ciudades de los Andes provenga de estos ecosistemas. Todo esto, hace que los páramos se merezcan el nombre de “fábricas de agua” como comúnmente son llamados.  Adicional a esto, llegan a retener incluso 10 veces más la cantidad de carbono que un bosque tropical, lo que ayuda a reducir la cantidad de CO2 del aire convirtiéndolos en grandes sumideros de carbono.
Esto demuestra que ante el escenario de crisis hídrica, los páramos cumplen un papel fundamental que se vería afectado por su disminución e incluso desaparición, provocada tanto por las actividades humanas, como por el cambio climático, pues de los ecosistemas tropicales, los de alta montaña donde encontramos los páramos y nevados, son los más vulnerables a sus efectos negativos.
Páramos en peligro
Actividades económicas asociadas con la ganadería, la minería, la agricultura, las plantaciones forestales y la expansión urbana, plantean graves afectaciones para los páramos y sus servicios ecosistémicos, lo cual se ve reflejado en el hecho de que la zona donde están ubicados la mayoría de estos ecosistemas (cordillera de los Andes) a pesar de su relieve, posee unas condiciones climáticas y características de sus suelos que han resultado favorables para el asentamiento de gran parte de la población, lo que ha provocado que también sea una de las más afectadas por las actividades antrópicas.
El cambio climático es sin duda otra de las grandes amenazas que sufren, pues a consecuencia del aumento de la temperatura global la zona de páramo perdería gran parte de su extensión y las especies acostumbradas a estas temperaturas migrarían a partes más altas y frías, necesarias para su supervivencia. De igual forma, las modificaciones drásticas en el régimen de lluvias sumadas a temperaturas más altas podrían secar su suelo y vegetación, reduciendo su capacidad de atrapar los excedentes de agua en la temporada de lluvias y liberarla en la estación seca.
Para grandes ciudades de la Región Andina como Bogotá (con más de ocho millones de habitantes) o Quito (con más de tres millones), esta situación plantearía un grave riesgo de abastecimiento para sus habitantes, pues ambas ciudades se nutren en un gran porcentaje de aguas reguladas por el páramo: en Bogotá el 80% de la población se abastece del agua que proviene del páramo y en Quito se estima que el porcentaje es del 85%.
Algunas medidas para su protección
Teniendo en cuenta que los páramos no sólo son importantes por su gran diversidad biológica y por sus múltiples servicios ecosistémicos, sino también por la riqueza cultural y social de sus habitantes, el conocimiento de los procesos y dinámicas que se desarrollan en ellos, es un elemento fundamental para comprender, prever y minimizar las amenazas que se dan sobre estos ecosistemas.
La inclusión de los páramos en los sistemas de áreas protegidas, la generación de mayor conocimiento sobre su funcionamiento y afectaciones, su reconocimiento como ecosistemas clave dentro de las estrategias de adaptación al cambio climático y la limitación de algunas actividades económicas o de ocupación en su área de influencia, son varias de las medidas que ya están en curso pero que necesitan fortalecerse para lograr una adecuada gestión y conservación  de estos ecosistemas.
Para lograrlo, será indispensable que lo anterior también vaya de la mano con la inclusión de las comunidades locales (campesinos, comunidades afro, indígenas) que desde tiempo atrás han habitado y han subsistido en estos ecosistemas, quienes deben ser reconocidos como actores claves para la construcción de una visión de territorio que permita conservar el páramo y sus funciones ecosistémicas.

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