(Foto: Andy Mangold)
Tras varias décadas de seguimiento, los científicos han probado que al menos una de sus poblaciones retrasa su migración hacia el sur más tarde de lo normal, con el riesgo de quedar bloqueadas.
Existen pocos estudios sobre las belugas (Delphinapterus leucas), cetáceos que vive en la región ártica y subártica, unas de las áreas donde las condiciones de vida son las más duras del mundo. Estos mamíferos marinos acusan los cambios en su entorno sobre todo por el deshielo, pero los científicos aún no saben si estos son beneficiosos o perjudiciales para su salud.
Un equipo liderado por la Universidad de Washington (EE UU) ha seguido vía satélite los movimientos migratorios de dos poblaciones de belugas en las décadas de 1990 y 2000 y ha analizado sus vocalizaciones durante seis años para comprobar cómo sus hábitos se adaptan al deshielo marino cerca de Alaska (EE UU).
El estudio, publicado en Global Change Biology, revela que la pérdida de hielo ártico altera la migración anual de estos cetáceos, pero no lo hace de la misma manera en todas las poblaciones. Mientras que unas belugas sí salen perjudicadas, otras parecen no verse afectadas.
“El mensaje más importante con el que nos quedamos es que las belugas pueden responder de manera relativamente rápida a los cambios en su entorno, por lo tanto no podemos esperar una respuesta uniforme en todas las poblaciones de belugas”, dice Donna Hauser, autora principal e investigadora en el Centro de Ciencia Polar de la universidad estadounidense.
Dos poblaciones que se adaptan de diferente manera
Las dos poblaciones de belugas analizadas son genéticamente muy distintas. Pasan los inviernos en el Mar de Bering y después nadan hacia el norte a principios del verano cuando el hielo marino se derrite y las aguas abiertas permiten el paso hacia los mares de Beaufort y Chukchi. Durante todo el verano se alimentan de peces y vertebrados antes de viajar de vuelta al sur en el invierno.
Sin embargo, el hielo marino tarda cada vez más tiempo en congelarse cada otoño debido al cambio climático, lo que obliga a la población de Chukchi a adaptarse a los cambios y retrasar en al menos un mes su migración hacia el sur. Los científicos no saben aún si esto es beneficioso para ellas porque, por una parte, pueden estar ganando recursos alimentarios importantes, pero también se arriesgan a quedar bloqueadas en su migración hacia el sur si el hielo se congela rápidamente y las coge desprevenidas.
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