Un ejemplo es el de las judías trepadoras que aumentan la rentabilidad de los cultivos.
Hay legumbres que cumplen multitud de propósitos, entre ellos adaptar y mejorar la fertilidad de los suelos y así poder alimentar a la población en zonas que sufren los efectos adversos del cambio climático, según ha comentado en Roma la experta Sieg Snap.
Son las llamadas “legumbres multiusos”, que esta profesora de la Universidad estatal de Michigan (Estados Unidos) lleva decenios investigando y que, a su juicio, tienen un gran potencial en el campo de la agroecología.
“Para los diferentes usos hay diferentes tipos de legumbres” entre la amplia variedad que existe, ha señalado Snap en una conferencia en Roma.
Técnicas con legumbres
Algunos países africanos como Uganda, Kenia o Ruanda ya están adoptando técnicas climáticas con alubias para evitar los suelos pobres sin necesidad de aplicar fertilizantes.
Un ejemplo es el de las judías trepadoras, que aumentan la rentabilidad de los cultivos y se adaptan a áreas marginales sometidas a altas temperaturas o mucha humedad, algo con lo que también se está experimentando en Malaui, la República del Congo y Camerún.
La estadounidense ha reseñado que esas legumbres se pueden emplear en suelos que sufren las presiones de una población creciente, la conversión de la tierra, el agotamiento por los cultivos y los cambios ambientales bruscos en forma de sequías e inundaciones.
Ha precisado que especies tradicionales como el gandul o la zarandaja, que todavía utilizan pueblos como los masáis en África, son resistentes al clima y se pueden alternar con otras como el maíz -importante sustento en muchas dietas- o la soja, que repele pestes y puede servir de combustible para cocinar.
Los cereales, que proporcionan energía a las personas, necesitan nitrógeno, elemento que las legumbres contribuyen a fijar en el suelo, según ha recordado la especialista al explicar las ventajas de dicha combinación.
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