El cambio en las trayectorias de las nubes hacia los polos aumenta el calentamiento en el planeta.
Existe una relación entre el calentamiento global y los cambios en las trayectorias de las nubes, cuya naturaleza durante mucho tiempo se le ha escapado a la ciencia. La cobertura nubosa ha mermado en la zona tropical de al menos un 13% en los últimos 25 años, con relativo aumento de la absorción de radiación solar y reducción de las emisiones de infrarrojos al espacio. La consecuencia es obvia: el calentamiento global empeora.
Gracias a su función reflectante de la luz solar y a su capacidad de mantener el calor en la Tierra como una manta, las nubes determinan en gran medida el clima del planeta, pero sus características volátiles siempre han complicado su exacta representación en los modelos climáticos.
Un acelerador inesperado
El cambio en las trayectorias de las nubes hacia los polos aumenta el calentamiento, porque a una mayor latitud la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra es menor y por lo tanto es menor también la cantidad desviada por las nubes.