Estos espacios, que suponen menos del 4% de la superficie del océano, ayudarían a los ecosistemas y a las personas a que se adapten a los cinco principales impactos del fenómeno.
Reservas marinas altamente protegidas pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, según concluye un estudio realizado por un equipo de científicos internacionales.
Los científicos aseguran que las reservas pueden ayudar, tanto a los ecosistemas marinos como a las personas, a que se adapten a cinco impactos principales del cambio climático: la acidificación del océano; el aumento del nivel del mar; el aumento de la intensidad de las tormentas; los cambios en la distribución de las especies; y la disminución de la productividad y la disponibilidad de oxígeno.
El estudio, que ha sido publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, también revela que las reservas pueden promover la captación y el almacenamiento, a largo plazo, de carbono de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en los humedales costeros, lo que ayudaría a reducir la velocidad del cambio climático.
Actualmente, solo el 3,5% del océano está reservado para su protección, pero sólo el 1,6% está totalmente protegido contra la explotación. Por este motivo, los grupos internacionales están trabajando para elevar el total al 10% en el año 2020; mientras que los delegados que acudieron al Congreso Mundial de la Naturaleza 2016 auspiciado por la UICN se mostraron de acuerdo en que al menos el 30% debería estar protegido para 2030.