La Universidad de California se ha convertido en el epicentro de la preservación de los datos sobre el cambio climático.
La supresión de las referencias al cambio climático en la web de la Casa Blanca fue el anticipo. Los científicos norteamericanos temen ahora que el presidente Trump ordene una «purga» de miles de informes elaborados por la NASA, por la NOAA (Agencia Nacional Atmosférica y Oceánica) y por otras instituciones federales y han pasado a la acción para proteger, duplicar y salvar la «evidencia» del calentamiento global.
«No podemos resignarnos a la era de la ‘posverdad'», ha proclamado la investigadora Joan Donovan, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). «Estamos luchando en una guerra por la información, y el cambio climático está sufriendo un ataque muy específico».
UCLA se ha convertido estos días en el epicentro de un insólito hackaton para preservar los datos sobre el cambio climático que corren el riesgo de desaparecer del dominio público. Michelle Murphy, fundadora de la Iniciativa de Gobernanza y Datos Ambientales en la Universidad de Toronto, ha acudido al auxilio de sus colegas al otro lado de la frontera.
«En Canadá, durante los años del conservador Stephen Harper, sufrimos la censura, la destrucción de documentos y el despido de científicos relacionados con el cambio climático», advierte Murphy. «En Estados Unidos, con un ‘escéptico’ del clima en la Casa Blanca, el escenario va a ser parecido y tenemos que contraatacar desde el primer momento».
Decenas de universidades norteamericanas (Filadelfia, Chicago, Indianapolis) se han sumado a la iniciativa para descargar los informes y preservar los metadatos en la biblioteca digital Internet Archive o a la web DataRefugee, creada por la Universidad de Pensilvania, con la finalidad de garantizar su accesibilidad al público y a futuros investigadores.