Foto: Flickr Bellmon1
Informes de Naciones Unidas prevén que las hambrunas provocadas por sequías o inundaciones provocarán en las próximas tres décadas nuevas migraciones de entre 250.000 y 1.000 millones de personas.
“No hay política real global sobre migraciones en Europa; lo que sí hay son políticas locales de prohibición, de cerrar puertas y de frenar los movimientos migratorios, como si esto fuera posible; como si se pudiera poner freno a la voluntad del ser humano de huir de la catástrofe como lleva haciendo desde el origen de los tiempos”. Lo dice con preocupación y tinte pesimista la jefa de misión del Proactiva Open Arms, Anabel Montes, que afronta, junto con el capitán del barco, una investigación de la Fiscalía italiana por un presunto delito de “favorecer la inmigración ilegal”. O lo que es lo mismo: por salvar vidas en el mar. La investigación se produce después de haberse paralizado otra contra ella para la incautación del barco después de que tres jueces rechazasen la existencia de indicios de inmigración clandestina.
Convencida de que con acciones como esta se pretende criminalizar el trabajo de los activistas, Montes no quiere poner el foco sobre ello. “Al fin y al cabo -sostiene- los voluntarios estamos aquí porque queremos y porque podemos”.
Lejos de ello, la ONG insiste en la promoción del activismo: Proactiva Open Arms es una de las 60 organizaciones (entre ellas, todas las ONG que trabajan in situ con refugiados) que participan en A Coruña en la iniciativa Acampa de la Plataforma Coruña contra la Guerra: tres días de aproximación a las vivencias de los refugiados a través de un campamento instalado en los céntricos jardines de Méndez Núñez y de numerosas exposiciones, conferencias y talleres.
Se trata de dar visibilidad a la situación de las personas que huyen de sus países. Y se trata, también, de potenciar el papel de las ciudades como puertos de acogida; convertirlas en “ciudades refugio”, en palabras del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, que recriminó al Gobierno de Mariano Rajoy que no hubiese cumplido el acuerdo de la Comisión Europea de acoger a más de 17.000 personas.
Acampa pone la mirada en el vía crucis que atraviesan los más de 600 migrantes del Aquarius a los que el líder de la xenófoba Liga y ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, cerró los puertos de su país.
La jefa de misión del Open Arms afirma, en conversación telefónica desde Italia, que a Salvini le ha sido políticamente rentable la decisión. “Aquí hay mucha gente que celebra como una victoria del ministro haber conseguido que España se hiciese cargo de los migrantes del Aquarius, de tal forma que el buen gesto del Gobierno español se diluye frente a la visión de un Salvini reforzado y legitimado”. De otra parte, destaca, en España, el primer país voluntario en ofrecer refugio, “se pone el énfasis en el acierto del Gobierno pero no se cuestiona que Italia haya cerrado sus puertas”.
No obstante, Montes cree que el país transalpino acabará siendo juzgado por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar. “Ya se habla de ello y cada vez más en voz alta”, apunta la activista. “Solo es necesaria una denuncia de una ONG, de cualquier abogado, de cualquier país”, puntualiza.
Pase lo que pase, la alarma se mantiene. La plataforma Acampa alerta en estas jornadas de la irrupción de nuevos migrantes carentes de derecho a refugio: los afectados por el cambio climático. Informes de Naciones Unidas prevén que las hambrunas provocadas por sequías o inundaciones provocarán en las próximas tres décadas nuevas migraciones de entre 250.000 y 1.000 millones de personas, la práctica totalidad procedentes de los países menos desarrollados. Se dispararán las urgencias humanitarias.
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