Hasta el viernes se celebrará la Semana del Clima de América Latina y el Caribe.
Brasil acoge una reunión sobre calentamiento global coordinada por la ONU, en plena controversia provocada por los cuestionamientos del presidente Jair Bolsonaro a las políticas de preservación de la Amazonia. La Semana del Clima de América Latina y el Caribe reunirá hasta el viernes a más de 3.000 participantes de 26 países (políticos, miembros de ONG y representantes de organismos multilaterales).
Los debates se centrarán en las acciones necesarias para ampliar los compromisos nacionales que permitan cumplir con las metas del Acuerdo de París, que prevé limitar el calentamiento global a 1,5 ºC en relación a la era preindustrial.
Celebrado también en Asia y África, es un evento preparatorio de la cumbre de la ONU sobre el cambio climático del 23 de septiembre en Nueva York y de la conferencia del clima COP25 que tendrá lugar en Santiago de Chile en diciembre, después de que Bolsonaro, que amenazó con sacar a Brasil del Acuerdo de París, desistiera de organizarla.
El ministro brasileño de Medio Ambiente, Ricardo Salles, llegó en mayo a cancelar también esta reunión en Salvador, diciendo que era una excusa para que la gente pudiera «hacer turismo», pero días después se echó para atrás y la semana pasada confirmó su propia participación.
Bolsonaro, que promueve la explotación de recursos naturales en áreas protegidas, lleva semanas en el centro de la polémica por su cuestionamiento de las cifras oficiales del avance de la deforestación en la Amazonia, el llamado «pulmón del planeta». A principios de agosto, destituyó a Ricardo Galvao, presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), el organismo encargado de recabar los datos, e insinuó que podría estar «al servicio de alguna ONG».
Datos del INPE mostraron que la deforestación de la Amazonia brasileña en julio de este año (2.254 km2) prácticamente cuadruplicó a la del mismo mes de 2018. El enfoque de Bolsonaro sobre la selva tropical provocó que Noruega y Alemania suspendieran hace días sus aportaciones a la lucha contra el cambio climático, incluyendo los destinados al Fondo Amazonía.
Oslo, principal donante de ese Fondo, anunció el jueves el bloqueo de 133 millones de reales (33 millones de dólares). Berlín había bloqueado el 10 de agosto 35 millones de euros (39,60 millones de dólares) de otros programas hasta que las cifras de la deforestación vuelvan a ser alentadoras. Los gobernadores de los estados amazónicos de Brasil, preocupados por el fin de esos aportes, criticaron el domingo las posturas de Bolsonaro y dijeron que pretenden «dialogar directamente» con los países financiadores del Fondo Amazonía
«El bloque amazónico lamenta que las posiciones del gobierno brasileño hayan provocado la suspensión de recursos» del Fondo, dijeron a través de un comunicado.