Veinticinco jóvenes colombianos quieren defender su herencia ambiental, por eso exigen a las autoridades que se frene la tala en la Amazonia y se cumplan los Acuerdos de París.
“Antes era más fresco, me dicen mis abuelos”, dice José Rodríguez, de 14 años, natural de Leticia. Acxan Duque, de siete años, nota que Buenaventura “ahora es que se ha vuelto caliente”. Los jóvenes de Colombia, el tercer país más sensible al cambio climático, están luchando por asegurar el futuro en el que crecerán y que heredarán a otros. Este lunes, 25 niños, niñas y jóvenes de Colombia entre los siete y los 26 años presentarán la primera acción de tutela sobre cambio climático y generaciones futuras de América Latina, apoyados por Dejusticia.
Provienen de las 17 regiones con mayor riesgo por los efectos de cambio climático, según el Ideam: Arauca, Bogotá, Cali, Cartagena, Cubarral, Envigado, Florencia, Floridablanca, Buenaventura, Itagüí, La Calera, Leticia, Manizales, Neiva, Palmira, Quibdó y San Andrés y Providencia.
La exigencia de los jóvenes accionantes es sencilla: que la Presidencia, los ministerios de Ambiente y Agricultura, Parques Nacionales y las corporaciones autónomas regionales, alcaldías y gobernaciones de la Amazonia emprendan acciones para frenar la tala del bosque amazónico.
En concreto, piden que se le ordene al Gobierno que en un plazo de seis meses presente un plan de acción para reducir a cero la tasa de deforestación en la Amazonia colombiana para el año 2020, que fue el compromiso que el presidente Juan Manuel Santos hizo en la Cumbre del Clima de París del 2015. Además solicitan que se tome en cuenta a los jóvenes en la toma de decisiones para este fin.
Según el Ministerio de Ambiente, la temperatura de Colombia aumentó 0,8 °C en los últimos 45 años, lo cual nos ha hecho más vulnerables a sequías, deslizamientos, inundaciones, enfermedades tropicales y escasez de alimentos. Estos riesgos están incluidos en la tutela que será presentada ante el Tribunal Superior de Bogotá.
Por ejemplo, hace 10 años era imposible que los mosquitos transmisores de dengue llegaran a regiones altas como Cundinamarca. Gracias al aumento de la temperatura en los almacenamientos de agua donde crecen las larvas del mosquito, el departamento estuvo al borde de una epidemia en 2016.
Otro de los riesgos es el aumento del nivel del mar, que ya ha erosionado playas en la bahía de Santa Marta y Puerto Colombia. Incluso comunidades enteras han tenido que desplazarse, como en Bocas de Curay (Chocó), un territorio a 40 minutos de Tumaco, uno de los ocho focos más preocupantes de la tala de bosques, según el Ideam. Los 1.000 metros que separaban la loma de la playa ya se los comió el mar, y las familias debieron treparse al morro, en busca de lugares más altos, según contó El Tiempo. Este fenómeno no es exclusivo de Colombia. De acuerdo con el índice climático de la NASA, 64 millones de personas se desplazaron en el mundo por causa del cambio climático.