Los investigadores defienden que se mantengan los sistemas naturales tradicionales de eliminación de los cadáveres de ganado por parte de los carroñeros para conservar la biodiversidad y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
La desaparición de la acción de los carroñeros ha aumentado las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y los costes agroalimentarios, según un estudio de investigadores españoles publicado por la revista Scientific Reports y reseñado por la Universidad Pablo de Olavide (UPO), de Sevilla.
Este estudio -informa Radio Intereconomía– determina que la decisión de la Comisión Europea de obligar a los ganaderos a retirar del campo y destruir en plantas autorizadas los cadáveres de los animales muertos, ahora rectificada, creó una fuente de emisión de GEI sin precedentes, tanto por la quema de las reses como por las emisiones derivadas de su transporte.
Los investigadores defienden que se mantengan los sistemas naturales tradicionales de eliminación de los cadáveres de ganado por parte de los carroñeros, no solo para conservar la biodiversidad sino porque también benefician a los humanos, pues esta actividad controla enfermedades y además se reducen las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.