Meteorólogos de todo el mundo están observando lo que está sucediendo en la costa de Perú y Ecuador, y sitúan en un 40% las posibilidades de que se desarrolle un nuevo fenómeno de El Niño a escala planetaria.
Las fuertes lluvias que se registran en Perú desde fines de enero han afectado a decenas de miles de personas y han causado importantes daños en viviendas y carreteras, principalmente en tres regiones del norte del país: Tumbes, Piura y Lambayeque. Los efectos de las precipitaciones también se han dejado sentir en La Libertad, Cajamarca, Ica y Lima. Solo en la región Piura hay cerca de 15.000 damnificados, que han sufrido los desbordes de los ríos y el colapso de los sistemas de alcantarillas.
Mientras, en la costa de Ecuador, los aguaceros han causado la muerte de 14 personas y causado daños a miles de viviendas, principalmente en las provincias de Chimborazo, Guayas, Los Ríos y Manabí.
Esta situación, que no se veía en las zonas afectadas en cerca de dos décadas, se debe a un fenómeno que, por sus consecuencias es parecido al fenómeno de El Niño, pero en este caso se ubica solo frente a las costas de Perú y Ecuador.
Los científicos peruanos lo han bautizado como «El Niño costero» y expertos de todo el mundo lo están observando por si se trata de una señal de que se acerca un Niño de escala planetaria.
Calentamiento focalizado
Durante un fenómeno de El Niño, aumenta la temperatura del agua en toda la franja ecuatorial del océano Pacífico, hasta la costa norte de Estados Unidos, y los efectos se sienten en todo el mundo: lluvias monzónicas débiles en India, inviernos más fríos en Europa, tifones en Asia y sequías en Indonesia y Australia, entre otras calamidades.
Pero cuando el calentamiento ocurre solo en la zona costera de Perú y Ecuador, las anomalías (lluvias torrenciales) se restringen a estos territorios. Los expertos peruanos llaman «El Niño costero» al fenómeno, según el Comité Multisectorial para el estudio del Fenómeno de El Niño en ese país (Enfen).
El hecho de que el aumento de la temperatura del agua ocurra solo frente ambos países, se relaciona con las corrientes de viento que circulan por esta zona.
A fines de 2016, unos vientos del norte, provenientes de Centroamérica, favorecieron el desplazamiento de aguas cálidas hacia el sur, dice el Enfen. En su recorrido hacia la costa ecuatoriana y peruana, esta masa hídrica no encontró ninguna barrera, explicó a BBC Mundo el meteorólogo Nelson Quispe, director de área de Pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú (Senamhi).
Los vientos costeros que iban en dirección opuesta -de sur a norte- «se debilitaron» durante los primeros días de diciembre de 2016 y permitieron el ingreso de las aguas cálidas de Centroamérica.
«Normalmente el viento que va de sur a norte ayuda a llevar la corriente marina de Humboldt, que es fría. Pero como el viento se había debilitado, la corriente también fue más débil», agregó Quispe.