Sabiduría ancestral en Arequipa y Cusco (Perú) para hacer frente a los retos actuales del cambio climático.
Por: Alberto Ñiquen – La Mula
La siembra y cosecha de agua se ha convertido en la principal actividad con la que los pueblos de las zonas altoandinas del Perú enfrentan la escasez de agua. Arequipa y Cusco son dos de las regiones que recuperan sus pastos mediante el cultivo de lluvias y de esa manera se adaptan al cambio climático.
La lluvia no llega a las personas en las laderas, los manantiales tienden a desaparecer y los ríos experimentan una disminución del flujo. El cambio climático afecta el ciclo del agua de manera considerable en las zonas altoandinas ubicadas por encima de los 4,000 msnm. La temporada de lluvias ha disminuido a tres meses, y los nueve restantes son un constante desafío para quienes viven allí. Entre diciembre y marzo llueve, y los cerros y las praderas se visten de verde, los suelos se humedecen y las lagunas se nutren con las precipitaciones. Los camélidos tienen alimento. Sin embargo, entre mayo y agosto las heladas arrecian durante las noches y madrugadas con temperaturas que pueden llegar a -28 °C y los pastos se tornan amarillos y se secan. Hasta finales de noviembre estos pasan a ser grises, y solo los pastos más duros (menos nutritivos) resisten.
En la puna (una de las ocho regiones naturales del Perú, ubicada entre los 4,000 y 4,800 msnm) la vegetación es escasa. El ichu –alimento de auquénidos, vacunos y ovinos–, las cactáceas y las bromeliáceas conforman la flora y entre la escasa fauna existente destacan los camélidos. Las alpacas son criadas, alimentadas y cuidadas con devoción, pues son el sustento de quienes viven en las alturas. La mayoría de quienes viven en las alturas, son pequeños ganaderos.
Flor Mamani (32) y Tomás Cayllahua (40) son esposos y viven en Chalhuanca, centro poblado del distrito de Yanque, provincia de Caylloma, departamento de Arequipa. A 4,300 msnm muestran sus pastos, sus camélidos y la qocha (represa rústica) que les ha cambiado la vida. Ambos son conscientes de que su futuro depende del agua, por ello están orgullosos de lo que han conseguido con mucho esfuerzo propio y con el apoyo de sus vecinos.