Olas de sequía y el riesgo de grandes impactos en la productividad de las poblaciones son la cruda realidad que azota la región. Solo en Centroamérica existen dos millones de personas con acceso restringido a alimentos por este problema. La escasez de agua es el principal obstáculo.
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“Cuando hablamos de calentamiento global, nos referimos a tendencias en el planeta; en ese sentido, las predicciones apuntan a que, a finales de este siglo, se presentarán eventos extremos y las sequías podrían aumentar en duración e intensidad”, refiere.
El científico agrega que es muy probable que las sequías sean forzadas por oscilaciones naturales que tiene el sistema climático, “por ejemplo, la oscilación decadal [una variación del clima] del Pacífico que, en su fase negativa, favorece la ocurrencia de los eventos como La Niña y, por ende, un período de varios años con pocas lluvias, como ha ocurrido en gran parte de Chile”, explica.
Además, explica que la desertificación, que genera la degradación de la tierra y la hace menos productiva, puede llegar a casos extremos, como volverse económicamente menos productiva y, en casos extremos, convertirla en desiertos incapaces de sostener a las comunidades que se desarrollaban en determinadas áreas.
“Muchas de estas situaciones ocurren en regiones de baja precipitación, una estación seca prolongada y sequías recurrentes. De allí que estás regiones están identificadas y están vulnerablemente expuestas a los cambios climáticos en el futuro; en particular, el aumento de la temperatura junto a la disminución de la precipitación harían que estas regiones se extiendan y desplacen. Por ejemplo, la región semiárida de Chile se desplazaría hacia el sur, alcanzando la zona central”, sostiene.
Por su parte, Jacob Van Etten, investigador de Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS, por sus siglas en inglés), sostiene que Latinoamérica siempre ha sido una región propensa a las sequías y a la desertificación, las mismas que se ven intensificadas por la deforestación que genera consecuencias graves para el ciclo del agua.
“En la actualidad dos millones de personas tienen problemas de seguridad alimentaria en Centroamérica, que se debe en gran medida a la sequía y en alguna medida a los problemas climáticos como la roya de café, considerada una de las enfermedades de plantas más catastróficas”, indica.
El análisis de las conclusiones del Quinto Informe de Evaluación (AR5) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que el aumento de los fenómenos climáticos extremos, tales como las sequías o las olas de calor, agravan la vulnerabilidad de todas las personas en situación de seguridad alimentaria. Muchos pequeños productores (agricultores, criadores de ganado y pescadores) gastan más dinero en comida de lo que reciben por la venta de sus productos agrícolas, lo que significa que se ven afectados negativamente por el alza de los precios de los alimentos y optan por alimentos de alta densidad calórica pero pobres en nutrientes, afectando directamente al bienestar y a la seguridad alimentaria.
Aquí podrás encontrar tres infografías para conocer la relación entre el cambio climático, las sequías y la seguridad alimentaria.
¿Qué se hace en Latinoamérica?
Una de las maneras de hacerle frente a los problemas que generan las sequías y la desertificación es a través de la adaptación. Es por ello que AR5 plantea diferentes opciones de adaptación que ofrecen diversos beneficios en materia de rendimientos en la producción agrícola. Por ejemplo, cambiar las variedades que se cultivan brinda un beneficio medio del 23%, comparado con el 3% por optimizar el riego o el 1% por incrementar la utilización de fertilizantes.
Ana María Loboguerrero, líder del Programa de Investigación para América Latina (CGIAR), explica que se están realizando diferentes proyectos en la región para promover la adaptación frente a fenómenos climáticos como las sequías.
“En Nicaragua, se trabaja con productores en depósitos especiales de captación y almacenamiento del agua de lluvia sobrante durante la estación húmeda del país. Estos sistemas de cosecha de agua permiten mantener la producción agropecuaria durante la temporada de sequía”, sostiene.
Las investigaciones del AR5 demuestran que otros esfuerzos de adaptación que reportan beneficios tangibles incluyen medidas de captación, almacenamiento y eficacia en el uso del agua, además de la diversificación de actividades en las explotaciones agrícolas y fuera de estas para reducir la exposición a los riesgos climáticos.
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DATOS
CONFERENCIA PARA LUCHAR CONTRA DESERTIFICACIÓN Y SEQUÍA
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Hoy se inicia en México la Tercera Conferencia Científica de la Convención de Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación y la sequía (CNULCD). El objetivo de esta reunión es atraer la gama más amplia posible de conocimientos científicos, locales y tradicionales que puedan ser aprovechados para lograr la disminución de la pobreza y un desarrollo sustentable en las áreas susceptibles a la desertificación, la degradación del suelo y la sequía. Además, se podrán conocer los desafíos en el desarrollo de nuevos conocimientos y recomendaciones para los responsables de formular políticas, en relación con la evaluación de la vulnerabilidad de las tierras y poblaciones al cambio climático, y las actuales y futuras capacidades de adaptación.
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Fuentes usadas para este artículo
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[raquo_list_item]GreenFacts[/raquo_list_item]
[raquo_list_item]Climate Change Agriculture and Food Security[/raquo_list_item]
[raquo_list_item]World Meteorological Organization[/raquo_list_item]
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