En todo el mundo aumentan las inundaciones y las sequías, así como los casos de hepatitis E. Las malas condiciones de higiene son la principal causa de esta enfermedad infecciosa.
En países industrializados, como Estados Unidos o Alemania, se conocen sobre todo la hepatitis B y C. Ambas variantes son transmitidas a través de relaciones sexuales. En comparación, la hepatitis E juega un papel mucho menor.
Sin embargo, miles de millones de personas en el mundo, que viven sin instalaciones sanitarias en buenas condiciones, padecen esta infección del hígado. El virus de la hepatitis E es transmitido, sobre todo, a través de agua contaminada con heces. Expertos calculan que en los próximos años la enfermedad se extenderá más con el aumento de las temperaturas.
La hepatitis E se transmite sobre todo en países del sur y este de Asia, donde a menudo se registran graves inundaciones. En la India, por ejemplo, los casos aumentan en los meses del monzón, entre junio y septiembre.
«En caso de una inundación, el agua puede entrar en la canalización. Y al retroceder, el agua se contamina con excrementos y puede transmitir hepatitis E», explica Ayodele Majekodunmi, epidemióloga en la Universidad de Ghana.
Asimismo, las sequías aumentan la posibilidad de contagiarse de esa enfermedad, dice Majekodunmi, que investigó la expansión de la hepatitis E en el África subsahariana.
«Cuando un río se seca, las fuentes de agua se concentran en determinadas áreas. La gente ya no puede abastecerse de agua corriente. Solo quedan pocas charcas, y todos usan las mismas fuentes de agua, y, así, estas se contaminan más fácilmente», señala.
Los síntomas de una infección suelen ser una fiebre ligera, falta de apetito, cansancio, náuseas y vómito. Después, las personas enfermas desarrollan una ictericia: los ojos, la piel y las mucosas adquieren un color amarillento. Por lo general, tarda entre dos y ocho semanas hasta que un paciente se haya recuperado.
Investigadores creen que, a raíz del calentamiento global, vayan a aumentar las inundaciones. Sin embargo, aún no es posible decir si el cambio climático ya está jugando un papel en la extensión de la hepatitis E.
Según la organización internacional Médicos Sin Fronteras, cada año unos 20 millones de personas se contagian de hepatitis E en el mundo. Y unas 44.000 mueren como consecuencia de una infección. Si bien la tasa de mortalidad entre las personas jóvenes y sanas es baja, en el caso de mujeres embarazadas aumenta hasta a un 20 por ciento.
En opinión de Majekodunmi, la sociedad mundial de médicos y farmacéuticas no le presta mucha atención a esta enfermedad. Esto probablemente se deba a la baja expansión de la hepatitis E en los países industrializados y la baja tasa de mortalidad.
«Algunas enfermedades simplemente son consideradas más importantes», dice la epidemióloga. «Tradicionalmente, las tres enfermedades grandes son la malaria, la tuberculosis y el VIH. Si uno investiga una de estas tres enfermedades, no tendrá problemas para recibir suficientes fondos para la investigación. Pero también hay otras enfermedades, que afectan sobre todo a los más pobres de manera desproporcionada. Por lo general, se trata de enfermedades transmitidas por aguas contaminadas», agrega.
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