La Unión Europea lleva a cabo un proyecto en la costa de Ecuador y en el norte de Perú con el cual más de cinco mil habitantes se han beneficiado al conocer las virtudes del bambú para la edificación de casas. Esta planta versátil permite que las zonas vulnerables se puedan adaptar al cambio climático.
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Evita la deforestación y reemplaza a la madera, es ideal para construir viviendas sólidas, regula los caudales del agua, es una importante fuente de forraje y además contribuye a reducir los Gases de Efecto Invernadero (GEI). El bambú, conocido también como Guayaquil, es una planta versátil que ofrece soluciones inteligentes a las comunidades rurales. Solo en Ecuador 1,2 millones de personas habitan casas de bambú.
Conociendo las bondades del Guayaquil, la Unión Europea llevó a cabo el proyecto “Adaptándonos al cambio climático con el uso de bambú en la costa de Ecuador y Norte de Perú”, que a la fecha ha permitido beneficiar a más de 5 mil personas (30% mujeres), quienes han aprendido a usar esta planta para construir sus viviendas.
«El Guayaquil nos ha dado la oportunidad de mejorar nuestra economía. Es nativo, resistente, no tiene plagas, no necesita químicos y crece rápido. Con el proyecto aprendimos más para poder usarlo mejor; con esa motivación es que ahora todos manejamos nuestras parcelas técnicamente. En mi caso, y con la capacitación recibida, he podido construir mi propia poza para preservar cañas, de esa manera espero tener aún mayores ingresos por el guayaquil», comenta Gary García Roán, socio de la Asociación de Productores Agropecuarios de Yamango, en Piura, Perú.
Álvaro Cabrera, coordinador de la Red Internacional de Bambú y Ratán para América Latina y el Caribe (INBAR, por sus siglas en inglés), sostiene que las comunidades que incluyen el bambú en sus estrategias para adaptarse al cambio climático se benefician con la capacidad de resistencia que deriva del rápido crecimiento de la playa y de su habilidad para recuperarse rápidamente de fenómenos climáticos extremos. Además, su uso en la construcción de viviendas inteligentes respecto al clima genera la producción de combustibles alternativos como carbón y bioenergía.
“El bambú brinda medios de subsistencia a comunidades vulnerables al cambio climático, que multiplican sus opciones incorporando a su sistema productivo una especie agrícola que tiene aplicaciones maderables y que, gracias a las innovaciones derivadas de la investigación, son cada vez más las aplicaciones en la industria de la arquitectura, el diseño, la construcción”, sostiene el especialista a ConexiónCOP.
El recurso de los mil usos
El bambú es conocido a nivel mundial y sus usos están relacionados con la alimentación (brotes de bambú), la industria de pisos y tableros, carbón vegetal y activado, textiles, muebles, productos utilitarios (bandejas, platos, canastas), productos cosméticos y de limpieza (detergentes, champú, jabón, perfume), cerveza, vinagre e infraestructura productiva (invernaderos, bodegas, secaderos, jaulas, etc.).
En Ecuador y Perú el bambú es un recurso forestal nativo. Ha sido utilizado desde hace muchos años para proteger las riberas de los ríos y cuidar las pendientes de la erosión y los deslizamientos. Sin embargo, el mayor uso que se le ha dado en la región es en la construcción de viviendas.
“El Guayaquil ha existido desde hace muchos años y lo usaban nuestros abuelos para construir casas y defensas ribereñas. Cuando empezamos a venderlo se cosechaban solo cañas verdes para que las lleven a la costa. Con el proyecto aprendimos a usarlo y valorarlo de nuevo. Un ejemplo es nuestra casa comunal, que fue construida con caña, así podemos mostrar a nuestros clientes y visitantes su buen uso y en nuestra propia comunidad”, indica Lili Leyva Alvites, presidenta de la Asociación de Agricultores de Producción Orgánica (ASPRO) en Cajamarca, Perú.
La biomasa de bambú como fuente de energía puede prevenir la deforestación y reducir el uso de combustibles fósiles en millones de hogares. Su rápido crecimiento y su característica renovable permiten generar rápidamente una densa vegetación a gran escala.
Gracias a su gran resistencia y su ritmo rápido de establecimiento y crecimiento, permite una cosecha frecuente que limita la exposición a riesgos, como incendios y temperaturas extremas. Además, brinda a los agricultores flexibilidad para adaptar sus prácticas de cosecha y manejo a las nuevas condiciones de cultivo que surgen a raíz del cambio climático y tiene un gran potencial para ayudar a rehabilitar tierras degradadas.
Otros beneficios del proyecto
El proyecto desarrollado por la Unión Europea ha permitido que en las zonas donde tradicionalmente se producía café, cacao, maíz, arroz y plátano, se opte ahora por conocer todos los beneficios del bambú. Además, se ha aumentado de capacidad de manejo, aprovechamiento y construcción del Guayaquil.
Álvaro Cabrera indica que las viviendas de bambú han sido utilizadas como una estrategia para responder a los efectos del fenómeno del niño que destruye cientos de miles de viviendas cuando se presenta.
“El bambú, por su versatilidad, permite la construcción rápida de soluciones habitacionales para las familias afectadas. Además, el proyecto ha estudiado la vulnerabilidad del bambú como recurso forestal y de las viviendas de bambú al cambio climático, dejando grandes aprendizajes y recomendaciones para los gobiernos nacionales y locales de ambos países”, finaliza Cabrera.
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DATOS
ECUADOR Y PERÚ: ADAPTÁNDONOS AL CAMBIO CLIMÁTICO
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En Ecuador y Perú se han construido al menos 18 viviendas demostrativas, 6 paraderos de bus y 12 aulas escolares, además se ha incluido la propuesta técnica de viviendas de bambú en varias iniciativas de construcción.
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Además, se han creado estructuras locales de coordinación intersectorial (mesas de agroforestería y de bambú) para la promoción y desarrollo de políticas locales frente al cambio climático.
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El proyecto se implementa en las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca y Amazonas en Perú; y en las provincias de Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro y Santa Elena, en Ecuador.
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