Tras el golpe de Trump al Acuerdo de París, el Estado se reafirma en los objetivos de emisiones más ambiciosos de EE UU y firma sus propios acuerdos sobre medioambiente con China.
Habían pasado solo cuatro días desde la toma de posesión de Donald Trump, el pasado 20 de enero, cuando el gobernador de California, Jerry Brown, se dirigió al Capitolio estatal en un tono desafiante y avisó de lo que venía: “California no se va a echar atrás. Ni ahora ni nunca”. La tensión con el Gobierno de Estados Unidos estaba servida en asuntos como la inmigración o el comercio con México. Pero el primer gran conflicto ha llegado con el anuncio de Trump de retirar a EE UU delAcuerdo del Clima de París. “California está al 100% con el Acuerdo de París. De hecho, vamos más lejos”. Las palabras son de Brown. Y lo ha dicho en China.
El compromiso con la reducción de gases contaminantes y el uso de energías limpias es política de Estado en California. Los dos últimos gobernadores, el republicano Arnold Schwarzenegger y el demócrata Jerry Brown han hecho ambos de este asunto la pieza central de su legado político. El presidente Barack Obama había puesto a Washington en el liderazgo global en la lucha contra el cambio climático. Con la abdicación de Trump, el testigo recae en California, la primera economía del país, que ya ha dejado claro que el que se ha bajado del escenario global es Trump, no Estados Unidos.
Desde Schwarzenegger, el Estado más rico y más poblado de Estados Unidos tiene también la regulación más agresiva contra el cambio climático. Brown ha acelerado aún más los objetivos y antes del Acuerdo de París puso en marcha la llamada Under2 Coalition. Se trata de un acuerdo a nivel subnacional, en el que administraciones de todo el mundo se comprometen a políticas igual de ambiciosas que la de California (llegar a 2050 con un 80% menos de emisiones que en 1990). Ya lo han firmado 170 jurisdicciones de todo el mundo (entre ellas 4 comunidades autónomas españolas y 11 estados mexicanos). Según el Gobierno estatal, los signatarios representan a 1.180 millones de personas y el 37% de la economía mundial.
El jueves pasado, con el anuncio de Trump todavía fresco, el Gobierno californiano anunciaba un acuerdo con Nueva York y el Estado de Washington para cumplir el Acuerdo de París. Este fin de semana, durante su visita oficial a China, el gobernador Brown anunciaba que se han sumado a su coalición las provincias de Chengdu, Nanjing y Pekín, que se suman a Sichuan y Jiangsu. Toda la agenda de Brown en China tiene que ver con el fortalecimiento del comercio y lograr el máximo compromiso en los objetivos del clima.
El martes, California firmó con el Ministerio de Ciencia y Tecnología chino un acuerdo de colaboración en materia de eficiencia energética y tecnología de vehículos de bajas emisiones y de almacenamiento de energía. Oficialmente, California ha firmado su propio acuerdo climático con el Gobierno chino.
Además, el gobernador Brown fue recibido en Pekín por el presidente chino, Xi Jinping, para discutir la colaboración contra el cambio climático. La imagen no podía ser más significativa. El líder de la primera economía de Estados Unidos hablando sobre objetivos medioambientales con China en la semana en que el líder de Estados Unidos ha dicho que rechaza ese papel para su país.