Debido al incremento de sequías y avenidas se producirá una desertización en diferentes zonas, y un aumento en los deslizamientos de laderas lo que ocasionaría problemas de seguridad en las estructuras y las cimentaciones.
Centroamérica es una de las regiones más vulnerables frente al cambio climático; tanto es así, que si no adopta medidas de prevención y mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), es probable que el impacto de los factores climáticos incida sobre las actividades económicas de la región. Por este motivo, la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) contó con INCLAM para el estudio «Potenciales impactos y adaptación al cambio climático en la infraestructura del Sistema de Transporte de Electricidad de América Central».
Este estudio, finalizado recientemente se basa en la infraestructura eléctrica de la red SIEPAC, red que importa el consumo mensual promedio de 100.000 familias, con una extensión de 1.800 kilómetros y una capacidad de 300 MW.
El proyecto consiste en identificar los efectos del cambio climático sobre la infraestructura del sector eléctrico, examinar la adaptabilidad del sector a los eventos estudiados y proponer acciones de adaptación para mantener el servicio con la mejor calidad posible. Además incluye un Taller técnico en el que se ha convocado a los principales actores, con el objetivo de compartir opiniones y difundir resultados.
Los impactos provocados por el Cambio Climático sobre los Sistemas Eléctricos suelen ser de dos tipos. Los asociados a alteraciones graduales de las condiciones climáticas y los producidos por eventos climáticos extremos. Los primeros, como el aumento de la temperatura y la variación de precipitaciones, suponen efectos notables a medio y largo plazo y se producen de forma progresiva. Los segundos, tormentas severas, inundaciones, olas de calor, etc., si bien son de corta duración, provocan la destrucción o daño de las infraestructuras eléctricas, provocando la disminución de la vida útil de los equipos.