Aunque suene extraño, el papel en la lucha contra el cambio climático de estos raquíticos árboles es superior al de exuberantes especies de las sabanas tropicales, de los espigados árboles de los bosques secos tropicales, incluso de las frondosas selvas tropicales.
Tan solo 1 hectárea de bosque de manglar puede retener hasta 1 000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) . Aunque suene extraño, el papel en la lucha contra el cambio climático de estos raquíticos árboles es superior al de exuberantes especies de las sabanas tropicales, de los espigados árboles de los bosques secos tropicales, incluso de las frondosas selvas tropicales.
Según informa El Comercio de Ecuador, a pesar de ello, la importancia de estos bioescudos no es del todo valorada. Sus bosques están desapareciendo a una velocidad de tres a cinco veces más rápida que la deforestación global y como consecuencia se producen daños valorados en hasta US$42.000 millones por año. Así lo reporta el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).