El deshielo por el ascenso de las temperaturas no sólo alteró el paisaje sino el hábitat de especies, advierten los científicos.
Observaciones realizadas por la NASA registraron que la Antártida perdió aproximadamente 125 gigatoneladas de hielo por año entre 2002 y 2016, provocando un aumento del nivel global del mar de 0,35 milímetros anual.
La pérdida de hielo, que se advierte a simple vista en muchos sectores del continente blanco, resulta especialmente notable en el glaciar Collins en la Isla Rey Jorge. Esta formación que hace apenas una década estaba cubierta por una gruesa capa de hielo hoy aparece con su roca expuesta al clima.
“Hace casi 15 años que vengo y en los tiempos de una vida humana uno ya puede reconocer los cambios que produce el calentamiento global”, dijo Marcelo Leppe, director del Instituto Antártico Chileno.
El deshielo no sólo ha dejado a la vista rocas, sino que a consecuencia de las alteraciones de sus hábitats muchas especies han retrocedido hacia el interior de la Antártida “en forma de anillos”. Y otras han comenzado a arribar.
Atraídas por temperaturas más cálidas, especies que nunca vivieron en la Antártida como la centolla -un depredador de fondos marinos habitual en Magallanes (sur de Chile)- están comenzando a aparecer en aguas del continente blanco.
“Necesitamos cuantificar bien ese cambio para predecir lo que pueda ocurrir en el futuro cercano”, sostiene Leppe, instalado en la base científica chilena “Profesor Julio Escudero”.
Según mediciones realizadas el año pasado por científicos chilenos en la isla de Doumer, la temperatura del agua llegó a los 2,5º C, cuando lo normal es que tenga entre 0º C y 1,5º C. A 40 metros de profundidad se registraron 2º C, muy elevada para el continente blanco.
“El cambio climático no sólo afecta la temperatura, es un cambio global. Es un gran problema multivariado y ninguna de las dimensiones avanzan o retroceden de la misma forma”, concluyó Leppe.
TAMBIEN EL HIELO MARINO
Las observaciones realizadas por la NASA desde el espacio fueron confirmadas por investigadores australianos, según los cuales el hielo marino que rodea la Antártida se redujo en 2018 a 2,15 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone el segundo nivel de extensión más bajo en los registros existentes.
En un comunicacdo que dio a conocer esta semana, la División Australiana Antártica (AAD) precisó que la capa de hielo antártico alcanzó su punto más bajo del presente año el 18 de febrero pasado, aunque se mantuvo por encima de los 2,07 millones de kilómetros cuadrados registrados en 2017.
“Desde que alcanzó su punto más bajo, el hielo marino ha comenzado su reconstrucción y expansión alrededor de la Antártida”, dijo Rob Masson, experto de la AAD.
El hielo marino antártico juega un papel crucial en el sistema climático global y es un hábitat importante para los micro organismos y una gran gama de animales, además de incidir en las operaciones logísticas y la navegación en el océano Antártico.
Un científico de la Oficina de Meteorología de la Antártida, Phil Reid, señaló que colegas suyos de todo el mundo han estudiado el hielo antártico a través de las observaciones satelitales desde la década de 1970 y han apreciado que desde agosto de 2016 el hielo marino se expande por debajo de la media a largo plazo.