Empresas, bancos e incluso ciudades se lanzan a financiar la reducción de su impacto ambiental con estos títulos.
2015 terminó con dos récords que en apariencia no tienen mucho que ver: fue el año más caluroso desde que se tienen registros –así lo han confirmado este mes la NASA, la Administración para el Océano y la Atmósfera y la agencia meteorológica británica– y en el que los inversores se volvieron locos por los bonos verdes.
¿Y qué tiene que ver el aumento de temperatura del planeta con dónde colocar el dinero? Según el último estudio del centro de estudios del banco BBVA, mucho. En los doce últimos meses, la emisión mundial de estos títulos alcanzó 41.300 millones de dólares (38.000 millones de euros), un 15% más que en 2014 y casi el triple que el año anterior.
Esta es la forma en la que grandes corporaciones, bancos e incluso ciudades están lanzándose a financiar la reducción de su impacto ambiental y la huella de carbono, cuyo auge el informe atribuye al impulso que ha dado el Acuerdo de París contra el cambio climático.