Siempre hay una especie que se puede plantar, según condiciones de clima o suelo.
No podemos detener el cambio climático, pero podemos adaptarnos, ejecutando acciones enfocadas a contrarrestar la crisis. Si bien es cierto que El Salvador por su pequeñez territorial no es significativo en el impacto en favor o en contra el deterioro del ecosistema del planeta tierra, lo mucho o poco que se haga en función de conservarlo, impactará en la calidad de vida de las futuras generaciones.
Existe un total divorcio entre quienes tienen el poder de decisión, los que tienen recursos financieros y los que tenemos elementos y conciencia de lo grave de la crisis que genera el cambio climático. La solución es buscar coherencia entre las diferentes acciones por los distintos actores de la sociedad, en busca de adaptarnos o disminuir los efectos del cambio climático.
Los bosques dan mucho beneficios como madera, leña, frutas y evitan la temible erosión del suelo. Lo importante es crear conciencia que todos somos responsables en el problema y la solución. Pretendemos conjuntar esfuerzos de empresas, alcaldías, comunidades, fundaciones, iglesias y demás actores interesados en convertirse en piezas importantes en la solución de la problemática gigantesca que se nos avecina, con el estrés térmico, estrés hídrico y el hambre.