Si bien es poco probable que la COP21 cierre sin un acuerdo, el mayor temor de la sociedad civil es acabar con un acuerdo poco claro que nos lleve a una trayectoria de 3°C. Así lo expresaron organizaciones representantes de la sociedad civil, preocupadas ante la inminencia de un “acuerdo tibio” que aún no aborda las cuestiones centrales.
Al inicio de la segunda semana de la COP21, dos posibilidades se vislumbran frente al acuerdo global que se firmaría este viernes. Aunque la opción más temida hace referencia a un “acuerdo tibio”, que pondría al planeta en el curso de los 3° de temperatura, se vienen redoblando esfuerzos para mantener una ambición que nos coloque en una trayectoria de menos de 2°C hacia el 2050.
“El riesgo de un camino de unos 3°C sería el resultado de aplicar las Contribuciones Nacionales (iNDC, por sus siglas en inglés) tal como fueron presentadas. [Un menor aumento de temperatura al 2050] sólo ocurrirá si estas iNDC son financiadas, y si todas ellas se implementan. Y eso simplemente, no es suficientemente bueno”, mencionó Mohhamed Adow de la ONG Christian Aid, en el marco de una conferencia de prensa convocada por la red internacional de ONGs Climate Action Network (CAN).
Un “paquete” para los más vulnerables. Adow señaló que “el proceso para lograr el acuerdo debe combinar varios componentes en un “paquete solidario” que sume las metas de mitigación con los mecanismos de adaptación para los más pobres y vulnerables. Esto a su vez debe incluir el financiamiento de pérdidas y daños de manera tal que pueda proveer seguros climáticos para ayudar a los países pobres a adaptarse a los vastos efectos del cambio climático.”
Conceptos centrales poco claros. En ese sentido, Martin Kaiser, vocero de Greenpeace convocado por CAN, agregó que 43 países vulnerables han manifestado que ejecutarán esfuerzos, para lograr la meta de mitigación a 1.5°C, que significa contar con energías 100% renovables para la mitad de siglo. Sin embargo, para Greenpeace, las opciones para “traducir” esos +1.5°C en un objetivo concreto de reducción de emisiones -es decir, las opciones reales para alcanzar esta meta en el largo plazo- son confusas.
El vocero comentó que no se entiende qué significan los conceptos de neutralidad climática o descarbonización de la economía global, y que si se apuntara a un objetivo de “cero emisiones globales para el 2060 – 2080”, para entonces ya sería demasiado tarde. “Estas formulaciones son las bases para la negociación climática y deberían estar mucho más claras. No son las “señales fuertes” que esperamos ver para el final de la COP21.”, puntualizó.
Ministros al rescate. En paralelo, desde la tarde del domingo 6 de diciembre, un equipo de 14 ministros viene facilitando arduas sesiones de trabajo convocadas por el presidente de la COP21, Laurent Fabius, con la intención de fortalecer los componentes de medios de implementación, diferenciación, ambición y acción pre-2020 del acuerdo durante esta semana.